En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

28 de enero de 2015

Guerras de Bizancio

Apuntes sobre la batalla de Dara (530 DC)

Mg. Rubén A. Barreiro

Tercera Parte I

El ejército sasánida. En junio de 530 arribó a Nisibis un gran ejército, de aproximadamente 40.000 hombres, al mando del Mirran (comandante en jefe) Firuz o Perozes (estando a fuentes griegas-HALDON, 21.) De estas tropas, aproximandamente 30.000 marcharon hacia Dara, deteniéndose en Ammodios y acampando en el lugar, a unos cinco kilómetros de las posiciones bizantinas.

23 de enero de 2015

La frase de la semana.


“Llegaron los sarracenos 
y nos molieron a palos, 
que Dios ayuda a los malos 
cuando son más que los buenos”  
Coplilla anónima



La coplilla remite a un acontecimiento singular en la historia de Occidente en general y de España en particular: la irrupción del Islam en la Península Ibérica, la consiguiente derrota militar de los visigodos y la irrefrenable expansión musulmana que en pocos años se extendería por casi todo el territorio actual de España y hasta 1492. 

En la primavera de 711 hizo pie firme en el territorio peninsular un ejército musulmán, procedente de Mauritania (actualmente Marruecos), al mando deTarik ibn Ziyad, gobernador de Tánger. Desde hacía más de trescientos años los visigodos (más propiamente, hispanogodos) se habían establecido en la península, con su capital en Toledo.  Por entonces, el trono estaba ocupado por el rey Rodrigo, quien se encontraba en medio de una lucha intestina por cuestiones dinásticas (“Nada de especial, los godos llevaban trescientos años peleándose cada vez que moría un rey, o incluso antes de que muriese para sucederlo”, según Diaz Villanueva...) 

En estas condiciones, los musulmanes, moros (por aquello de Mauritania) o sarracenos avanzaron hacia el interior dejando atrás las Columnas de Hércules, que pasaron a ser “la montaña de Tariq” (Yabal-Tariq, que con el tiempo se transformó en Gibraltar.) 

Poco tiempo después, se encontraron enfrentados al rey Rodrigo, a orillas del río Guadalete (como sucede en la mayoría de las batallas de aquellos tiempos, la ubicación geográfica del lugar de la batalla es incierta.) Rodrigo fue derrotado, mediando un oportuno cambio de bando por una parte de sus tropas en medio del combate, y murió en la liza. Su cadáver no fue hallado, dando lugar a leyendas variadas. Como suele ocurrir Don Rodrigo adquirió más fama como muerto que por los hechos de su vida. 

Yendo a la coplilla, que los sarracenos molieron a palos a los godos no parece discutible. Que fueran más que sus adversarios, no queda tan claro. Se enfrentaron unos siete u ocho mil hombres por bando, con una diferencia a favor de los sarracenos no demasiado grande. Sí era notable la pericia y experiencia militar de las tropas musulmanas. En cuanto a que los “buenos” fueron derrotados por los malos con la “ayuda de Dios”, el inigualable Arturo Pérez-Reverte, siembra una duda: “Suponiendo que a los hispano-visigodos se los pudiera llamar buenos”…
© Rubén A. Barreiro 2015

11 de enero de 2015

Guerras de Bizancio

Apuntes sobre la batalla de Dara (530 DC)

Mg. Rubén A. Barreiro

Segunda Parte (II)

El sistema de trincheras y el despliegue de las fuerzas bizantinas. Conforme con el relato de Procopio, “se cavó una trinchera con numerosos pasos para atravesarla. La trinchera no era recta, sino que fue cavada como sigue. En el medio había una extensión recta, más bien corta. En cada uno de sus extremos salían dos trincheras perpendiculares a la anterior, y comenzando en los extremos de estas dos trincheras, continuaban dos trincheras rectas, en la dirección original, hasta una gran distancia” (PROCOPIO, 22.)

4 de enero de 2015

Guerras de Bizancio

Apuntes sobre la batalla de Dara (530 DC)
Mg. Rubén A. Barreiro

Segunda Parte (I)

El ejército bizantino al mando de Flavio Belisario.  Como se ha visto en la Primera Parte, Belisario, designado por Justiniano Magister Millitum per Orientem, preparó “un muy formidable ejército, dirigiéndose a Daras” a fin de llevar a cabo una expedición contra los persas, según lo había ordenado el emperador (PROCOPIO, Wars, I, XIII, 22.) Por entonces, Belisario tenía unos veinticinco años (si bien no se conoce con exactitud la fecha