FUEGO
Y MANIOBRA
INTRODUCCIÓN. Primera Parte
La
Estrategia tiene un magnetismo especial para los expertos y el público en
general. Tratados acerca de su evolución, volúmenes explicativos, desarrollos
teóricos y escritos descriptivos acerca de ella se encuentran por doquier
abarcando diversas disciplinas. Estrategia militar, diplomática, empresarial,
legal, comercial son moneda corriente en la literatura académica y en el
lenguaje de profesores, políticos, hombres de armas, periodistas o deportistas.
Su
hermana menor, la Táctica goza de un empleo oral semejante pero no ha recibido
un igual trato erudito. Las obras que la estudian la refieren a períodos o
conflictos específicos circunscribiendo el análisis a su empleo circunstancial sin alegar nada
respecto de su genética y evolución. De
similar manera los documentos técnicos, esencialmente
reglamentos militares, sólo tratan de sus métodos y procedimientos actuales.
Esta
desigualdad se ha traducido en una desventaja operativa. Cada vez que se plantea un nuevo conflicto se
levantan voces estratégicas para
explicar la forma de encararlo y arribar a una pronta solución del mismo; pero nada escuchamos acerca de
cómo se realizarán las tareas que, en
conjunto nos llevaran a ese objetivo. Cierto es que corresponde a la táctica establecer esos
procedimientos, ya que la táctica es
acción. Pero la estrategia, que es idea, no debe apartarse tanto del hacer como para no distinguir lo
posibles de lo simplemente imaginado.
Si
la estrategia es, como dice Alonso Baquer, “el decir de un hacer” corresponde que conozca los límites
posibles, actuales y futuros de los
recursos de acción, tanto para acatarlos como para extenderlos. Es relativamente sencillo trazar una
campaña estratégica de bombardeo, pero
es tácticamente complejo realizarla produciendo el mínimo daño colateral y previendo el amparo
de los cientos de refugiados que ella
producirá. Una estrategia de armas combinadas puede llevar a un gran ejército a Bagdad, pero si
no se atiende a la respuesta táctica
obvia del enemigo derrotado -la guerrilla y el terror- de nada valdrá la victoria pues el número de bajas
propias será superior después del cese
de fuego.
La
Táctica es la disciplina que provee a la estrategia no sólo del medio de acción, sino también de parte de la
información necesaria para actuar. El
problema de los refugiados de guerra es muy antiguo y los hombres involucrados en los sitios lo
conocían: Vercingetórix en Alesia (52
a.C.) expulsó a los no combatientes de su posición por falta de alimentos, y en repetidos sitios
medievales se registran nubes de refugiados
entre las murallas de los sitiados y las trincheras de los sitiadores. El recurso del terror y la
guerrilla es repetidamente habitual en
un vencido, bástenos con recordar los movimientos de resistencia surgidos en Francia, Holanda o Rusia durante
la Segunda Guerra Mundial.
En
un estado nacional la política, asociada a la ética, traza los objetivos nacionales a partir de la identificación de
los intereses vitales de la nación. Nada
dice la política acerca de cómo lograr esos objetivos, pues esa es tarea de la estrategia. A ella le
corresponde establecer los caminos de
acción para alcanzar las metas fijadas diciendo qué es lo que hay que hacer. La táctica por su parte
es el procedimiento de la acción que
recorre los rumbos trazados por la estrategia.
La
relación sistémica de subordinación es
entonces evidente.
El
conocimiento Táctico resulta imprescindible para la elaboración de una estrategia adecuada. No es aconsejable
desarrollar estrategias que empleen
procedimientos tácticos poco conocidos o
desconocer los requerimientos operativos y sus consecuencias. Aunque es habitual admitir que los errores tácticos
tienen solución en el campo estratégico
y que ese remedio no funciona a la inversa, no
podemos desconocer que en nuestra época donde los medios de comunicación masiva han reducido la dimensión temporal de
la estrategia, los alcances y efectos de
las acciones tácticas pueden comprender rápidamente
resultados irreversibles.
La
guerra opera hoy dentro de la ética que
marca el Derecho Internacional Humanitario, su conocimiento y manejo es imprescindible para todo militar
profesional; en ese sentido una acción
táctica que afecte los valores protegidos por
esas normas alcanzaría resultados dañosos en el ámbito estratégico que podrían arruinar una campaña o todo el
plan de guerra. El conocimiento
Táctico es entonces indispensable no sólo desde
la necesidad del combate sino también a partir de su manejo conceptual integrado al sistema estratégico. Esa
integración sólo puede lograrse mediante
una cabal comprensión del fenómeno táctico y su
genética evolutiva. Ésta responde al modelo social en que se aplica la Táctica; modelo que determina a su vez el
diseño del instrumento militar y su
empleo Estratégico, lo que permite una apropiada composición sistémica de ambos fenómenos.
Para
comprender el fenómeno táctico debemos integrar las condiciones sociales, económicas y políticas donde éste
se produce, reconocer su manifestación
procedimental e identificar las causas que
generaron su creación. Con relación al primer requerimiento hemos decidido dosificar su análisis a sus más
destacadas influencias. En referencia al
resto expondremos en detalle los métodos y formas de empleo tácticos así como sus organizaciones,
siguiendo las causas y efectos en miras
a relacionarlos de forma evolutiva y continuada. Con este enfoque emprendemos el estudio
histórico de la Táctica a través de su
evolución y desarrollo. Antes de avanzar en tal sentido es conveniente que establezcamos cuáles son
los elementos esenciales que integran el
combate y con qué términos y alcances nos referiremos a ellos.
Los
Elementos del Combate
Encarar
un estudio de historia militar exige previamente un acuerdo terminológico y conceptual del léxico
básico con que se describen las acciones
de guerra. En tal sentido palabras como Estrategia, Operacional, Táctica, Logística,
Inteligencia, Mando, Comando, Conducción
y Principios de la Conducción requieren una conceptualización operativa.
Las definiciones que a continuación se consignan son esencialmente descriptivas y pretenden ser lo
suficientemente elásticas como para
poder aplicarse hábilmente a cualquier período histórico. Formulamos esta aclaración porque los conceptos
técnico-militares han variado con el
tiempo así como su aplicación y emplear la conceptualización actual podría resultar un acto ahistórico.
Estrategia
Es
este uno de los conceptos más difíciles de tratar. En su aplicación más amplia podemos coincidir con Williamson
Murray en que la “…estrategia es un
proceso, una constante adaptación a los cambios
de condiciones y circunstancias en un mundo donde el azar, la
incertidumbre y la ambigüedad dominan.”1
Focalizándonos en la estrategia militar
podemos decir que esta es “…el arte y
ciencia del empleo de las fuerzas armadas de una nación o alianza para asegurar objetivos políticos
mediante la aplicación o amenaza de la
fuerza.”2, definición que coincide con la de Liddell Hart “el arte de distribuir y aplicar los
medios militares para alcanzar los fines
de la política.”3 En igual sentido Clausewitz la definía como “el arte de emplear las batallas como medios
para ganar el objetivo de guerra.” La estrategia militar será entonces el arte
y ciencia de responder a los objetivos
fijados por el poder político mediante el empleo de las batallas y más específicamente se referirá a
la disposición de los elementos del
instrumento militar antes y después de las batallas. La estrategia militar será el criterio con que
un comandante debe guiar sus tropas para
que alcancen el campo de batalla en la situación más ventajosa posible.
Operacional
Esta
última concepción de la estrategia es de aplicación a un concepto relativamente nuevo que es el del arte
operacional. Hasta antes de la Segunda
Guerra Mundial no se distinguían de la estrategia cuestiones como la situación que debía producirse en el
teatro de guerra para alcanzar el
objetivo estratégico, qué acciones producían esa situación o con qué recursos se alcanzaba. Después de
ese evento bélico se creó a instancias
de la doctrina soviética la categoría operacional que en suma consistirá en “…el empleo de las
fuerzas militares para alcanzar
objetivos estratégicos en un teatro de guerra o teatro de operaciones a través del diseño, organización, y
conducción de campañas y operaciones
mayores.”4 En este sentido el nivel
más bajo de la estrategia se confunde con
el nivel operacional pudiendo lograrse su separación sólo en la
aplicación a un caso concreto.
Táctica
Por
debajo del nivel operacional hace su aparición la táctica como “…la disposición para, y control de, fuerzas
militares y técnicas en el combate
…estrategia es el arte de conducir la guerra, táctica es el arte de pelear.”5 Antiguamente en Grecia taktika se refería solamente al ordenamiento de las tropas en batalla. Con el tiempo la
evolución y la necesidad ampliaron su
alcance orientándola hacia la obtención de
ventajas para explotar las vulnerabilidades del enemigo dentro del campo de batalla. Así incluye técnicas
ofensivas y defensivas, el empleo de las
armas, la movilidad y disposición de las tropas en combate.
El
Mariscal Marmont la definía como el “arte de manejar las tropas sobre el campo de batalla, y
maniobrarlas sin confusión…es la ciencia
de la aplicación de las maniobras.”6
En
la actualidad se reconocen dos niveles tácticos, el superior que involucra la coordinación de operaciones de
grandes unidades y el inferior que
refiere a los métodos de empleo de las unidades en combate. El nivel superior ocupa una zona de
definición dinámica con el operacional.
Los
niveles estratégico, operacional y táctico se integran dentro de un sistema donde los objetivos superiores
determinan la identificación de los
objetivos inferiores. Mientras la estrategia identificará el mejor objetivo para el empleo del instrumento
militar en miras a ganar la guerra en
los términos buscados por la política, el nivel operacional establecerá el lugar y el tiempo en que las
batallas deban librarse para lograr las
metas estratégicas y la táctica fijará el método de combate a aplicar en las batallas
formuladas por el nivel operacional. Del
mismo modo que los objetivos de cada nivel se hallan entrelazados, también deben guardar relación los
procedimientos y métodos de cada categoría.
En
el análisis histórico generalmente se distinguen las situaciones estratégicas y las tácticas, los restantes
niveles corresponden a necesidades
operativas o académicas de enseñanza. Sin perjuicio de que los niveles intermedios son de aplicación a la
historia militar es aconsejable aplicarlos
a temas específicos y a épocas asociadas con esos conceptos. Para una obra como la presente el modelo
simple estrategia-táctica resulta más
práctico, sin perjudicar la calidad del análisis.
Logística
La
logística es el arte de abastecer y transportar a las fuerzas armadas. Es uno de los elementos críticos de la
ciencia militar. No es posible
desarrollar ni siquiera un plan bélico de cualquier nivel sin tener en cuenta los alcances y limitaciones
que la logística impone. Como reza un
viejo adagio los aficionados hablan de estrategia, los profesionales estudian la logística.
Inteligencia
Es
el procesamiento, análisis y distribución de la información necesaria para emprender una operación militar.
Comprende los tres niveles básicos:
inteligencia estratégica, operacional y táctica.
Mando “Es la acción que ejerce el jefe sobre los hombres que
le están subordinados con el objeto de
dirigirlos, persuadirlos e influir sobre
ellos de tal manera de obtener su voluntaria obediencia, confianza, respeto y leal y activa cooperación tanto en
el desempeño de una función como en el
cumplimiento de una misión.”7
Comando “Es
el ejercicio de la autoridad y responsabilidades legales sobre una organización militar. Es una función del
grado y cargo que está prescripta,
regulada y limitada taxativamente por las leyes y reglamentos militares.” 8
1
Murray, W., 1994 “The Making of Strategy. Rulers, States and War”, pg 1, New York, Cambridge University Press
2
Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 9, Washington
3
Liddell Hart, B.H., 1954, “Strategy”, pg 321, New York, Meridian
4
Department of Army, 1986, FM 100-5 Operations, pg 10, Washington
5
Montgomery, B., 1968, “A history of warfare”, pg 14, London, Collins
6
Nosworthy, B., 1996, “With musket, cannon and sword”, pg 23, New York, Sarpedon
7
Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio del mando”, pg II, Argentina 8 Ejército Argentino, 1960, “M-65-1 Ejercicio
del mando”, pg II, Argentina
©Jorge A. Vigo 2006
©Jorge A. Vigo para esta publicación 2014
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