La singularidad de la batalla de Crécy, librada entre el
ejército inglés al mando del rey Eduardo III y el francés del rey Felipe VI, se
manifestó no sólo en sus aspectos militares, sino también en ciertas
consecuencias políticas y sociales. Va de suyo que todo ello no surgió de
manera espontánea en la batalla, sino que en ella se pusieron de manifiesto
tendencias que se venían dando desde muchos años atrás. Las formaciones
combinadas de arqueros y caballeros desmontados que usó Eduardo III se habían
ido desarrollando en las guerras contra escoceses y galeses. La influencia
creciente de las clases menos favorecidas en el ámbito político, especialmente
en Inglaterra, y resultante de su cada vez más activa participación protagónica
en las guerras, había tenido sus primeras manifestaciones a partir de la
batalla de Courtrai, un siglo y medio antes. Y fue también en esta última que
la Caballería, no solo como instrumento militar sino en especial como un
sistema de principios y una forma de vida, comenzó a andar el lento camino
hacia su ocaso.
En preparación un estudio sobre el desarrollo de la batalla
de Crécy, hemos considerado de interés transcribir algunos párrafos de algunos
entre los muchos autores que se han ocupado del tema, de los que surgen lo
esencial de la misma y sus consecuencias.
“La batalla de Crécy fue una revelación para
el mundo occidental. Hasta pocos años antes, los ingleses no habían adquirido
gran fama como nación guerrera. Sus victorias sobre galeses y escoceses apenas
fueron conocidas en el Continente. Las guerras en Francia, bajo Enrique III y
Eduardo I, no les trajeron gloria. Parecía fuera de toda expectativa y
probabilidad que, superados en una proporción de tres a uno, los ingleses pudieran
ser capaces de apabullar a la caballería más formidable de Europa. Pero las enseñanzas
de su victoria no fueron totalmente comprendidas sino hasta más tarde. Era
obvio que habían vencido, en parte, por su espléndida arquería, y en parte, por
la firmeza con que lucharon sus caballeros desmontados. Pero el auténtico
secreto fue que el Rey Eduardo había sabido combinar ambas formas de combatir…”
(Sir Charles Oman, “A History of the Art of War in the Middle Ages”).
“…Crécy
fue una revelación, no sólo para los franceses, sino también para los propios
ingleses. Los primeros se sintieron asombrados y los segundos exaltados por
aquel hecho de armas…” (J.F.C. Fuller,
“Batallas decisivas del mundo occidental y su influencia en la historia”).
“… [Crécy] fue la primera gran batalla entre dos reinos
bien provistos militarmente en la que la victoria fue obtenida más por el uso
de armas de proyectil que por enfrentamientos cuerpo a cuerpo. En tal sentido,
marca el advenimiento de la guerra moderna… La sociedad medieval estaba
compuesta por tres clases de gente: los que luchaban (la nobleza y los
caballeros), los que rezaban (los monjes y el clero secular) y los que
trabajaban (el campesinado en general)… En Crécy todo cambió. A partir de allí,
“aquellos que trabajan” se convirtieron en “aquellos que combaten”…” (Ian
Mortimer, “The Perfect King”).
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El campo de batalla en la actualidad (2009) desde el lugar aproximado donde se desplegó el ejército inglés. A la izquierda el poblado de Wadicourt. Hacia el fondo, a la derecha, Fontaine. La depresión en el centro es el Vallée des Clercs. |
“Era una buena posición, sobre una colina. A
la derecha se apoyaba en Crécy, a la izquierda en Wadicourt. Detrás, el bosque
de Crécy la protegía contra toda sorpresa por los flancos o la retaguardia. Por
delante, en el Vallée des Clercs, el
arroyo de la Maye. Troncos de árboles
y carruajes en cantidad bloqueaban todos los resquicios de la línea de batalla, orientada hacia el Sudeste,
hacia la antigua ruta, la vía romana”
(Ferdinand Lot, “L’art militaire et les armées au
Moyen Age).
“…la
lluvia comenzó a caer del cielo tan copiosamente que era una maravilla de
contemplar, y había truenos y relámpagos horribles y abundantes. Antes de la
tormenta, por encima de ambos ejércitos volaban bandadas de cuervos, graznando
tan ruidosamente como nunca antes se había oído. Muchos sabios caballeros
dijeron que se trataba del augurio de una batalla feroz y de un gran
derramamiento de sangre. Poco después, se abrió el cielo y comenzó a brillar el
sol poniente, pero dando directamente en los ojos de los franceses…” (Jean Froissart, “Chroniques”)
“No hay
persona, a menos que haya estado presente, que pueda imaginar o describir la
confusión de ese día. Especialmente la mala conducción y el desorden de los
franceses, cuyas tropas eran más numerosas que las inglesas…” (Eugène E. Viollet-le-Duc, “Military Architecture”)
"Jean Le Bel dice que los caballos franceses eran derribados por la arquería y 'se apilaban como montones de cerdos'. El ejército inglés mostró su disciplina rehusándose a abrir sus filas, incluso para tomar prisioneros, valiosos por sus rescates. Ola tras ola, la caballería francesa avanzaba bajo el sol poniente, sólo para quebrarse ante las posiciones de arqueros y caballeros. Probablemente, fueron obstaculizados por los hoyos de un pie de profundidad que Eduardo III había mandado cavar frente a las posiciones inglesas" (Jim Bradbury, "The Medieval Archer").
“Existen
dos razones principales de su derrota [de
los franceses]. La primera es que los
ingleses tuvieron la ventaja incomparable de luchar a la defensiva. Pese a lo
poderoso del impacto de su carga, la caballería pesada en el siglo XIV fue, en
general, poco eficaz contra tropas desmontadas luchando en posiciones
preparadas. Felipe VI tenía conciencia de ello. Fue por tal razón que rehusó atacar
a los ingleses en 1339 y 1340. En 1346 asumió el riesgo porque la opinión
pública se lo demandaba. La segunda razón fue la superioridad del arco largo
sobre la ballesta, nunca tan bien demostrada como entonces… La ballesta, aun en
los siglos que siguieron, nunca pudo alcanzar la principal ventaja de su rival,
la cadencia de tiro. Podían dispararse tres flechas con un arco largo en el
tiempo que insumía a un experto ballestero preparar su arma para un nuevo
disparo” (Jonathan Sumption, “The Hundred Years War. Trial by Battle”)
Imagen de encabezado: Schlacht bei Crecy 1346, Stadtgeschichtliches Museum Leipzig, www.europeana.eu/ portal/record/08547