Esto se dijo...
"Desde la historia de la Antigua
Confederación, la Batalla de Morgarten brilla para nosotros como el sol
naciente de la libertad" (Rudolf Minger, Consejero Federal, a cargo del Departamento
Militar de la Confederación Suiza 1930-1940).
La batalla de Morgarten
La primera batalla suiza
por la libertad e hito de la “revolución de la infantería” medieval
Primera Parte
Primera Parte
I. Introducción.
El 15 de noviembre de 1315 se enfrentaron en Morgarten, en el actual territorio de los cantones suizos de Schwyz y Zug, las fuerzas austriacas al mando del
duque Leopoldo de Habsburgo y las milicias de los llamados cantones primitivos
o forestales, Schwyz, Uri y Unterwald [1].
Sin que pueda haberse establecido con certeza el número de los contendientes,
puede afirmarse que su balance favorecía a los austríacos en una proporción de
8 a 1… no obstante lo cual, la derrota de Leopoldo fue tan rápida como
aplastante.
La mayoría de los
caballeros que formaban el poderoso núcleo de la fuerza austríaca fueron
muertos en el encuentro o perecieron ahogados en el próximo lago de Aegi, al
pretender escapar de la matanza. El resto, junto con el contingente de
infantería que no consiguió entrar en combate, se dispersó en una huida
irrefrenable y alocada.
¿Cuál es la razón por
la que un encuentro con estas características sigue teniendo especial
relevancia luego de los más de setecientos años de su ocurrencia? En lo que
hace a la historia suiza, fue, como se ha dicho en su momento, el primer paso
de los suizos en defensa con las armas de su libertad y hacia la consolidación
de la independencia. El Pacto de 1291 entre los tres cantones originales y
protagonistas de la batalla, se consolidaría muy poco tiempo después de la
misma en el de Brunnen, a partir del cual puede hablarse, sin lugar a dudas,
del nacimiento concreto y definitivo de la Confederación Suiza [2].
Pero Morgarten tiene
también un significado especial en lo que hace a la historia militar. Con
Courtrai -librada en 1302 entre los comuneros flamencos y los caballeros
franceses- y Banockburn -en la que en 1314 la infantería escocesa derrotó a los
caballeros de Eduardo II-, se alza como el hito innovador del fenómeno que, con justeza, se ha
denominado “la revolución de la
infantería” iniciada en los primeros años del siglo XIV. Se asiste entonces al comienzo del ocaso de una institución que se había enseñoreado de los
campos de batalla durante doscientos años: la caballería feudal, que reiteradamente es vencida por "infantes provistos con armas de asta", como lo sintetiza Clifford Rogers.
Y sea por la diferente
composición social de las fuerzas enfrentadas, sea por las armas empleadas, sea
por las formaciones tácticas novedosa, “los
campos de batalla -dice Clifford Rogers-
se transformaron así en un lugar mucho más sangriento”. Morganten significó,
por último, el advenimiento de una fuerza militar que campearía durante dos
siglos en los campos de batalla europeos, integrada por soldados suizos, una de
cuyas de características, puesta de manifiesto en Morgarten, fue no dar ni
pedir cuartel.
Y con esa “revolución”
en los campos de batalla se perfila un fenómeno sociológico no menos
trascendente, fundamentalmente por la intervención protagónica que a partir de
la misma tuvo la gente del común, enfrentada a la caballería feudal y aristocrática.
La predominancia militar de los comunes tuvo una repercusión directa en el
plano político y legal. Como lo señala Verbruggen en el caso de cofradías
flamencas, a partir de su victoria en Courtrai estas “adquirieron poder político, organizaron sus sistemas legales propios y
controlaron sus finanzas”. Con distintos matices
y tiempos, lo propio ocurriría en otros ámbitos de Europa Occidental.
II. El
marco histórico. Algunos historiadores agrupan en torno de la expresión
“guerra de Morgarten” a una serie de episodios que dieron comienzo hacia
mediados de 1309 y culminaron en la batalla del mismo nombre. En aquella fecha,
Enrique VII, soberano del Sacro Imperio Romano Germánico, confirmó la “inmediatez
imperial” con respecto a los tres cantones primitivos. Tal “inmediación”
significaba una dependencia directa del emperador, razón por la que los cantones así reconocidos quedaban excluidos de la autoridad de los señores locales. Esto no fue
reconocido por los Habsburgo, quienes detentaban derechos territoriales sobre
dichos cantones.
Por otra parte, crecían los conflictos derivados de los
derechos de uso de los campos de pastoreo y bosques de la comarca, en su
mayoría bajo el dominio de la abadía benedictina de Einsiedeln. La abadía se encontraba
protegida por los Habsburgo, quienes en función de ese rol (advocatus)
proveía a la defensa de los intereses eclesiásticos en el territorio adjudicado
a la abadía, teniendo a su cargo las relaciones con los vasallos y pobladores.
En el marco de los aludidos diferendos, se exigió a Schwyz que restituyera a la
abadía los bienes situados en las regiones de Studen y Almatt, en el
territorio de Schwyz.
La zona donde se desarrollaron los hechos relacionados con la batalla de Morgarten y su situación con relación al actual territorio de la Confederación Suiza. |
Ante tal situación, “en la Noche de Reyes” de 1314 la
abadía fue atacada y saqueada (“de los sótanos al techo”) por vecinos de
Schwyz al mando de Werner Staufacher. Federico de Habsburgo, el
Hermoso, por entonces pretendiente del trono del Sacro Imperio Romano
Germánico, envió a su hermano, el duque Leopoldo de Habsburgo, para castigar y
someter a los “hombres libres” de Schwyz.
III. El
Duque Leopoldo prepara su ejército. El ejército austriaco se concentró en
Zug, en la margen noreste del lago del mismo nombre. No existen datos concretos
sobre la cantidad de efectivos que lo componían. Un cronista de la época
(aunque no presencial),
Juan de Winterthur, habla de veinte mil hombres, lo
cual parece insostenible.
Delbrück estima tal cantidad entre dos y tres mil
hombres, “una cantidad que en esa época constituía una fuerza
considerable, inusualmente grande para combatir con un mero grupo de
campesinos”. Oman, por su parte, la calcula entre cuatro y cinco mil, en la
que parece la estimación más atendible. Existe coincidencia entre ambos autores
en señalar que el núcleo principal de las fuerzas de Leopoldo estaba
constituido por unos dos mil caballeros, procedentes del sur de Alemania y
reforzados con otros procedentes de las ciudades de Zurich, Lucerna, Winterthur
y Zug. El resto eran fuerzas de infantería, procedentes de los protectorados de
Habsburgo como Aarau, Zurich, Lucerna, Zug, Klettgau y Sundgau.
Estas fuerzas contaban
con las armas habituales: espadas, lanzas y dagas. Portaban cascos, escudos y
cotas de malla. Los soldados de los Habsburgos eran, según Winterthur, “los más poderosos, los mejor elegidos, los
que tenían mayor experiencia de combate y los más valientes” [3].
Con la intención de
dividir a la defensa confederada, dispuso que una segunda columna al mando del
Conde Otto de Strassburg, se dirigiría hacia el paso de Brünig, aferrando de tal
manera las fuerzas de Unterwald.
IV. El
avance hacia Morgarten. Con sus fuerzas preparadas, Leopoldo debe decidir
los detalles de su avance hacia los confederados. No existen pautas concretas
acerca de su objetivo, aunque los indicios más atendibles lo sitúan en el valle
de Schwyz [4].
Para ello, el camino
directo y más corto discurría por la costa este del lago de Zug (ver mapa), pasando por la
ciudad de Arth.
Desde tiempos remotos, los habitantes de los valles alpinos
acostumbraban a bloquear los pasos con construcciones diversas llamadas letzi. Precisamente una de estas
construcciones protegía a Arth. Debe señalarse que la construcción de esta
defensa ocurrió en 1314, es decir que al igual que sus similares de Brunnen y
Rothenthurn, tenía como misión inmediata prevenir los ataques austriacos que se
desencadenarían en el marco de “la guerra de Morgarten” [5].
Como
se ha dicho, el ejército de Leopoldo se dirigiría desde de Zug hasta Schwyz,
pero la ruta directa, sea por el este o por el oeste del Lago de Zug no era
practicable por la presencia de tal obstáculo [6].
Así las cosas, Leopoldo decide avanzar siguiendo el camino que bordea por el este al lago
de Aegeri, y más allá del mismo hacia Morgarten, Sarnen, Sattel, Steinen y Schwyz. Era un camino
más largo que el que pasaba por Arth, pero al parecer se encontraba libre de
obstáculos.
No obstante, tal
camino no era poco más que una senda que discurría entre las orillas pantanosas
del Aegeri y las laderas boscosas de los montes que se alzan hacia el este.
Entre las muchas
fábulas y leyendas que, al decir de Delbrück, rodean a la batalla de Morgarten,
se encuentran las relativas a cómo los confederados pudieron anticipar el lugar
y el momento en que tendría lugar el encuentro.
Una versión afirma que
la”filtración” provendría de un mediador -el conde Friedrich von
Toggenburg- que representaba a los Habsburgo en las negociaciones con la gente
de Schwyz que siguieron al episodio de la abadía de Einsiedeln. También se ha
mencionado que un caballero del ejército de Leopoldo, Hartman von Hüneberg, habría
lanzado una flecha hacia un grupo adelantado de confederados, con un mensaje
que anunciaba el avance hacia Morgarten, recomendando a los defensores que
volvieran a sus hogares, so pena de exterminarlos.
Lo cierto es que, más allá de tales improbables hechos,
y como lo afirma Delbrück, es
evidente que los confederados habían preparado todo como para atraer a los
austriacos hacia Morgarten: por un lado, el letzi
de Arth impedía el paso por el camino más directo, y por el otro, en forma casi
simultánea, se habían levantado varios letzis
en diferentes pasos de la región excepto
en la zona de Morgarten-Sattel, donde se construiría una de esas defensas
recién en 1322.
Con respecto al momento en que se produciría el avance enemigo, los
confederados habían adelantado exploradores que atendían “día y noche” los
posibles movimientos de Leopoldo y los comunicaban de inmediato a quienes
aguardaban al enemigo en las inmediaciones del paso de Morgarten. De manera que
en cuanto los primeros movimientos fueron detectados, la información llegó en
muy poco tiempo a los defensores.
Y así, poco antes del
alba del 15 de noviembre de 1315, el ejército austriaco se puso en marcha hacia
su objetivo. Más allá, en el paso de Morgarten, lo aguardaban los confederados.
[1] En 1291 Schwyz, Uri y Unterwalden celebraron
un pacto a perpetuidad (“si así lo quiere
Dios”) por el cual comprometían su
asistencia defensiva mutua y reglaban un puñado de aspectos que hacían a su
destino común. De allí en más conformarían la denominada Confederación de los
Tres Cantones. Este pacto fue celebrado “en
los primeros días de agosto”, sin precisarse la fecha. No obstante, se
adoptó como tal la del 1° de agosto y a partir de 1891 -al celebrarse los 600
años del Pacto- en esa fecha se celebra la Fiesta Nacional Suiza.
[2] El 9 de diciembre de 1315, es decir tres semanas después de la batalla
de Morgarten, los tres cantones se reunieron en Brunnen, a orillas del Lago de
los Cuatro Cantones, para renovar la alianza de 1291. Cada uno asumió el compromiso de no reconocer a ningún señor
sin el consentimiento de los demás, así como a no celebrar ningún tratado sin
la inclusión del resto. Como una clara expresión del designio independentista
de los celebrantes, el pacto fue redactado en alemán, (el de 1291 lo fue en
latín) y refiriéndose a sí mismos como Eidgenossen,
“los confederados”.
[3] Si
bien estos soldados, en su mayoría, y especialmente los caballeros, ostentaban las virtudes que el historiador enumera, parece claro que tal
mención está destinada a realzar la valía de lo logrado por los confederados…
[4] Algún autor
ha sostenido que también podrían haber sido objetivos los territorios
disputados que rodean a la abadía de Einsiedeln o bien más allá, hacia la región cercana al lago de Zurich
(Wiget). No nos parecen decisivas ninguna de ambas hipótesis. El haberse
decidido por contornear el lago de Aegi es consecuencia directa del litze existente en Arth, por cuanto el
mismo impedía seguir el camino más directo que conducía a Schwyz, que aparece
así como el objetivo de la incursión. La existencia de otro litze en Rothenthurm también impedía el
paso franco hacia la abadía y sus tierras. En cuanto al avance hacia el lago de
Zurich no parece acordar con el propósito punitivo contra los cantones
confederados.
[5] El
letzi de Arth era uno de los más
poderosos de la región, con defensas tanto contra ataques terrestres como desde
el lago. Mientras las defensas sobre la costa consistían en empalizadas que se
extendían por unos mil metros, las terrestres tenían alrededor de 2.5 km. Estas
estaban construidas con piedras, y tenían una altura de 4 metros y 1 metro de
ancho, coronadas con almenas. Al pie de las mismas corría un foso o trinchera
de 9 metros de ancho y 2 de profundidad. Las defensas se extendían desde el
lago hasta los bosques cercanos, por lo que quedaban protegidas de los ataques
por los flancos.
[6] Si bien los letzi por lo general no tenían entidad como para detener el avance de un
ejército, sí estaban en condiciones de retardar su avance, con lo cual los
confederados tendrían tiempo para reunir el grueso de sus fuerzas. Por otra
parte, la cercanía del invierno no daba más opción a Leopoldo que avanzar
cuanto antes sobre su objetivo, evitando el enfrentamiento en Arth.
Continuará
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