En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

21 de septiembre de 2016

Textos de historia militar medieval


LAS REVOLUCIONES MILITARES DE LA GUERRA DE LOS CIEN AÑOS

Clifford F. Rogers


The Military Revolution Debate”, Editor Clifford J. Rogers, Westview Press, Boulder,Colorado, 1995. Capítulo 3

En 1991 se llevó a cabo una conferencia del American Military Institute, siendo el de la “revolución militar” de comienzos de la Europa moderna el tema que acaparó el interés de los participantes. Clifford Rogers, uno de ellos, se propuso reunir las opiniones allí vertidas y fue así que vio la luz The Military Revolution Debate. Rogers, su editor, es autor asimismo de una valiosa introducción dedicada a “la Revolución Militar en la historia y en la historiografía”, y del más que interesante capítulo dedicado a “las revoluciones militares de la Guerra de los Cien Años”, algunos de cuyos párrafos hemos traducido. Por razones de espacio no se han incluido todas las notas a las que remite el trabajo (¡159!), habiéndose conservado aquellas que nos han parecido que ilustraban convenientemente el texto. En algunos casos, hemos creído de interés realizar algunos comentarios, que figuran en recuadros. 
Con anterioridad, hemos publicado el detallado estudio que Clifford Rogers ha dedicado al famoso longbow y a sus características principales. En lo que sigue, Rogers explica su postura con relación a la trascendente importancia que lo ocurrido durante la Guerra de los Cien Años significó en cuanto al concepto de la Revolución Militar. 


 
El concepto de “revolución militar” se introdujo por primera vez en la literatura histórica con la famosa conferencia inaugural de Michael Roberts, “La Revolución Militar, 1560-1660”, en la Queen’s University de Belfast, unos cuarenta años atrás. Roberts propuso allí que el arte de la guerra en los primeros años de la edad moderna en Europa se había transformado radicalmente en el espacio de un siglo. Una revolución táctica basada en el uso de formaciones lineales de mosqueteros entrenados había llevado a un masivo incremento del tamaño de los ejércitos, lo cual a su vez aumentó significativamente el impacto de la guerra sobre la sociedad. Los nuevos ejércitos de Mauricio de Nassau y Gustavo Adolfo, más grandes y disciplinados de lo que se había conocido hasta el momento, habían hecho posible ejecutar planes estratégicos más complejos. 

La idea de la revolución militar se proyectó rápidamente como la “nueva ortodoxia” en la historia militar de esos primeros años de la edad moderna  , permaneciendo casi inalterada hasta 1976, cuando apareció la obra de Geoffrey Parker “The Military Revolution, 1560-1660, a Myth?(“La Revolución Militar, 1560-1660, ¿un mito?”). Parker sostuvo que Roberts había (a) sobredimensionado la importancia de Gustavo Adolfo a expensas de los desarrollos franceses, holandeses y de los Habsburgos; (b) menospreciado la importancia de la guerra de sitio; y (c) fijado el comienzo de la revolución tal vez medio siglo más tarde de lo que hubiera correspondido. Pese a ello, Parker concluyó que “había fracasado al intentar dañar la tesis básica” propuesta por Roberts. Estudios posteriores extendieron los parámetros de la Revolución Militar aún más, con el argumento de que su significado esencial descansa en el desarrollo de las burocracias gubernamentales que la revolución hace necesarias.
Debe tenerse presente que los historiadores anglosajones dividen, por lo general, los periodos históricos de la siguiente forma: Edad Antigua o Clásica, desde 3600 AC hasta 500 DC. Edad Postclásica, desde 500 hasta 1500 DC, comprendiendo la Edad Media, que a su vez dividen en Temprana, desde el sisglo V al IX ; Alta, del siglo X al XIII y Tardía, siglos XIV y XV. La Edad Moderna iría desde 1500 a la actualidad y se divide en Periodo Temprano, de 1500 a 1750; Periodo Medio, de 1750 a 1914 y Periodo Contemporáneo, de 1914 hasta el presente. En la traducción se ha consignado, en todo caso, la periodización habitual en nuestro medio, tanto con referencia a la Edad Media como a la Moderna.

El siguiente paso importante en el desarrollo de la historiografía de la Revolución Militar, llegó en 1988 con la publicación de Parker “The Military Revolution: Military Innovation and the Rise of the West, 1500-1800” ("La Revolución Militar: Innovaciones militares y el apogeo de Occidente, 1500-1800"). En tal trabajo, Parker plantea la pregunta que ha venido a definir la significación de la Revolución Militar como un fenómeno histórico: “Sencillamente, cómo hizo Occidente, inicialmente tan pequeño y deficiente en la mayoría de recursos naturales, para lograr compensar aquello de que carecía con un poder militar y naval superior” y por lo tanto conquistar imperios globales que cubrían más de la tercera parte de la superficie terrestre en el siglo diecinueve . Para contestar esta pregunta, los estudiosos del tema han contemplado en primer lugar el periodo que siguió a la invasión de Italia por Carlos VIII en 1494, cuando los franceses mostraron tan dramáticamente el poder de la nueva artillería de sitio. En consecuencia, estos historiadores han establecido el comienzo de la Revolución Militar haciéndolo coincidir aproximadamente con el comienzo de la Edad Moderna, relacionándolo aún más estrechamente con el desarrollo de la traza italiana y de las obras terrestres de fortificación contra la artillería.
Hacia la mitad del siglo XIV la proliferación de cañones de sitio disminuyó la resistencia de las fortificaciones, basadas hasta entonces en murallas desproporcionadamente elevadas con relación a su espesor, a lo que se agregaba en muchos casos una profundidad inadecuada de sus cimientos. La respuesta hallada fue la construcción del sistema denominado trace italienne basado en murallas bajas, de gran espesor, capaces de absorber bombardeos prolongados. El diseño típico de la fortaleza era el de un pentágono, con cada ángulo definido por bastiones, al que se añadían obras accesorias exteriores para detectar y rechazar incursiones de los sitiadores. La plaza además contaba con numerosos cañones. La primera de ellas fue la Fortessa da Basso, en Florencia, construida entre 1534 y 1537. Sin dudas, el rápido desarrollo de las fortificaciones contra la artillería durante las Guerras de Italia, el mejoramiento de la artillería de sitio y de campaña que aquellas produjeron y el consecuente aumento del tamaño de los ejércitos, son factores importantes que, en conjunto, responden a la pregunta de Parker. Asimismo, lo hacen las reformas de Mauricio de Nassau y de Gustavo Adolfo.

Pienso, no obstante, que el enfoque en los siglos posteriores a 1500 obscurece la importancia del periodo en el cual tuvieron lugar los más dramáticos y verdaderos cambios en la actividad militar europea, el de la Guerra de los Cien Años (1337-1453.) Los ejércitos que dominaron los campos de batalla de Europa desde mediados del siglo once hasta principios del siglo trece, estaban compuestos, en especial, por guerreros aristócratas feudales que estaban obligados a servir militarmente por sus feudos[1]. Servían como caballería pesada, combatientes de choque, basados en la fuerza física del hombre y el caballo, aplicada directamente en la punta de una lanza o en el filo de una espada[2]. Con frecuencia, luchaban para capturar y no para matar. Los ejércitos que conquistaron los primeros imperios globales, diferían de tal descripción en todo. Se reclutaban entre la población común (aunque con frecuencia eran mandados por nobles); servían por una paga; luchaban principalmente a pie, en formaciones lineales de orden cerrado, que se apoyaban más en las armas a distancia que en acciones de choque, y luchaban a muerte[3]. La tremenda revolución en la guerra representada por estos cambios ya se encontraba en marcha a mediados de la Guerra de los Cien Años y asentados sólidamente hacia el final de la misma.

Este trabajo demostrará que dos veces durante el transcurso de dicha guerra se dieron desarrollos que revolucionaron la conducción de la guerra en Europa, en cada caso con consecuencias tan significativas para la historia del mundo como las que tuvieron lugar durante la Revolución Militar a la que se refiere Parker (1500-1800). La primera fue la transición que se ha señalado en el párrafo que antecede, a la que me referiré como la “Revolución de la Infantería”. La segunda, la “Revolución de la Artillería”, ocurrió cuando las armas de fuego trastocaron la superioridad, de larga data, de la defensa en la guerra de sitio. Cada una de estas transformaciones alteraron fundamentalmente el paradigma de la guerra en Europa, con consecuencias de largo alcance en las estructuras sociales y políticas, y por lo tanto merecen verdaderamente ser calificadas como una “revolución militar” en sí mismas.

Cuando consideramos que estas dos “revoluciones” fueron seguidas en los siglos sucesivos por una revolución en las fortificaciones (con lo cual una vez más se alteró el equilibrio entre la ofensiva y la defensa) y por otra en la administración de la guerra (la “Revolución Militar” original de Roberts), somos llevados a reconsiderar si la respuesta a la pregunta de Parker puede ser una sola “Revolución Militar”. En la última parte de este trabajo, me referiré al tema, y propondré un paradigma alternativo basado en el concepto biológico de “la evolución por equilibrio puntuado”. Esencialmente, sostendré que la predominancia militar de Occidente deriva de una serie secuencial de revoluciones militares, siendo cada una de ellas una tentativa para revertir el desequilibrio introducido por la previa, más que una única “Revolución Militar[4]. Empero, primero debemos considerar la guerra en los comienzos de la Edad Media y las dos revoluciones que alteraron tan drásticamente su carácter durante el transcurso de los siglos catorce y quince.






[1]           Predominaban por su importancia, aunque frecuentemente no por su cantidad.
[2]           En el siglo XII muchas batallas se lucharon con caballería desmontada, aunque existe una gran diferencia entre esta y la infantería, especialmente la compuesta por el “común”, no aristocrática. · De aquí en más se hará referencia al “común” o “comuneros” para designar a la clase social de burgueses, campesinos, artesanos y en general todos aquellos que no formaban parte de la nobleza, el clero y la oficialidad militar.
[3]           Parker apunta que esto último representaba una diferencia importante entre los europeos y muchos de aquellos a quienes querían someter.
[4]           No intentaré dar una explicación detallada de la razón por la que este proceso de equilibrio puntuado en la evolución militar ocurrió en Occidente y no en otra parte del mundo. Sospecho que la respuesta tiene algo que ver con la combinación de dos factores: 1. La estructura política fragmentada y competitiva de Europa; 2. La orientación tecnológica hacia la solución de problemas que apareció en Europa en la Baja Edad Media. El primero implicó la necesidad de una innovación militar, el restante ayudó para proveer los medios.

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