FUEGO Y MANIOBRA
INTRODUCCIÓN. Segunda Parte
Conducción
“Es la aplicación del comando a la solución
de un problema
militar. La conducción es un arte,
una actividad libre
y creadora que se
apoya sobre bases
científicas. Cada tipo
de problema militar
a resolver, requerirá la aplicación de técnicas particulares.”9 Tal vez debiera incluirse en el concepto
la gravitación del mando en la conducción.
Principios de la Conducción
“Los principios
de la guerra
son los que han orientado
a los grandes
Capitanes de quienes
la historia nos ha transmitido
los grandes hechos.”
(Napoleón).”A causa de la falta
de principios firmes
y sensatos, se cae en los cambios continuos,
sea que se trate de organización, de formaciones, de maniobras.” (Lloyd).10
Originalmente conocidos como
los principios de la guerra
y modernamente llamados
de la conducción,
consisten en un número de guías que contienen la esencia de los mejores
consejos para la conducción de acciones militares.
En nuestro país
son once:11
Voluntad de Vencer Disposición para empeñar
todos los recursos
disponibles en la búsqueda del éxito. Implica
empeño moral y vocación de sacrificio.
Objetivo Propósito o finalidad
que se persigue
alcanzar. Debe estar claramente definido y comunicado. Debe
ser decisivo y obtenible con los medios
disponibles.
Ofensiva Disposición para actuar
contra el enemigo,
buscando destruirlo o capturarlo en toda circunstancia, aún en la inferioridad numérica
o de condiciones.
Maniobra Ejecución de un conjunto de actividades mediante
las cuales se buscará colocar
en situación ventajosa
a las propias
tropas frente al enemigo.
Libertad de Acción Facultad de aplicar
el poder de combate disponible
según la propia
intención, sin que el enemigo
pueda impedir que así suceda.
Unidad de Comando Conferir a un único comandante
toda la autoridad
necesaria para asegurar
la unidad de esfuerzos.
Economía de Fuerzas Dosificar cuidadosamente el poder de combate disponible.
Masa Aplicación de un mayor poder
de combate relativo
en el momento
y lugar apropiados
para obtener resultados
decisivos.
Sorpresa Actuar contra el enemigo en un momento,
lugar, forma y/o medios inesperados.
Seguridad Conjunto de medidas
destinadas a prevenir
la sorpresa, preservar
la libertad de acción y negar al enemigo información.
Simplicidad Evitar todo aquello
que resulte complicado
y superfluo, tanto
en la concepción
como en la ejecución de las operaciones, de modo que se reduzcan
los riesgos de desentendimiento y confusión propios
del combate.
Otras consideraciones acerca
del Combate
El coronel
Trevor Dupuy ha producido un interesante elenco
de características operativas
acerca del combate,
aunque no creo
que deban tomarse
como “las verdades
eternas de la guerra” como
él las llama,
sí considero que deben tenerse
en cuenta para
planear, ejecutar o analizar una acción bélica.
Son ellas:
1. La acción ofensiva
es esencial para
el resultado positivo
del combate
2. La fuerza defensiva
es mayor que la fuerza
ofensiva
3. La actitud defensiva
es necesaria cuando
no es posible
atacar con éxito
4. El ataque de flanco o por la retaguardia tiene
más probabilidades de éxito que el ataque
frontal
5. La iniciativa permite
la aplicación de una potencia
de combate predominante
6. Las posibilidades de éxito del defensor son directamente proporcionales a la solidez
de su fortificación
7. Un atacante, si está dispuesto
a pagar el precio, puede
siempre romper las defensas más fuertes
8. La defensa requiere
profundidad y reservas
para tener éxito
9. La superior potencia
de combate vence
siempre
10. La sorpresa aumenta
sustancialmente la potencia
de combate
11. El fuego mata,
desorganiza, neutraliza y causa dispersión
12. Las acciones en combate son siempre más lentas, menos
productivas y menos
eficientes de lo previsto
13. El combate es demasiado complejo
para contenerse en un simple
y único aforismo12.
Liddell Hart
por su parte
considera que los principios que rigen la guerra se resumen en la palabra
‘concentración’, refiriéndose a la ‘concentración de la fortaleza
contra la debilidad’.
Del mismo modo
enuncia sus propios
axiomas:
1. Positivos
a. Ajuste
sus fines a sus medios
b. Tenga
su objetivo siempre
en mente
c. Elija
la línea de menor expectativa
d. Explote
la línea de menor resistencia
e. Tome
la línea de operaciones que ofrezca objetivos
alternativos
f. Asegúrese
que tanto el plan como
sus disposiciones sean
flexibles, adaptables a las circunstancias
2. Negativos
g. No se arroje
a la lucha
mientras su oponente
esta en guardia
h. No renueve
un ataque a través de la misma
línea o en la misma
forma después de que el primero ha fallado13.
Más allá
del acuerdo o no con estas consideraciones, las mismas demuestran
que el análisis
del combate permite
obtener conclusiones útiles
acerca de la actitud que debe asumirse
frente a él. Pero nuestro
interés va más allá, lo que buscamos
es establecer una dinámica del combate que complete los conceptos reseñados
en un sistema
integrador. Ese sistema
mostrará los mecanismos
evolutivos de la táctica de combate y nos orientará
acerca de los nuevos adelantos.
LA TÁCTICA
EVOLUTIVA
La táctica
es un sistema
cuyo fin es el de multiplicar la potencia de combate de una unidad
militar. La táctica
consiste en el empleo, despliegue,
dirección y coordinación de fuerzas militares
con el objeto
de derrotar al enemigo. Para
el logro de este cometido
se deben considerar
algunos elementos esenciales
a su operación.
La manera en que las tropas se formen para
combatir, el modo
en que una fuerza emplee
su potencia de lucha, la capacidad para
desplazarse en el campo de batalla y la habilidad
para detectar al enemigo y en lo posible no ser detectado,
conforman estos componentes fundamentales cuya
combinación adecuada hacen
de la táctica
un procedimiento óptimo.
Todos estos
elementos se encuentran
interrelacionados y de nada sirve
concentrarse en el empleo táctico
de uno solo
de ellos sin tener en cuenta los restantes. Como
veremos más adelante
un empeño semejante
ha llevado en la historia
a repetidos fracasos. La
formación de las tropas depende
de la capacidad
de fuego del enemigo, de la mejor
habilidad de combate
de la propia
tropa y de su defensa
disponible, así como
también de la movilidad que se requiera
y de la exposición u ocultamiento que deba presentarse
al adversario.
Bajo estas
condiciones las formaciones
tácticas se rigen
por el criterio
de dispersión / concentración, el que podemos
ejemplificar con dos modelos opuestos:
la falange griega
es un patrón
de concentración, mientras
que el moderno
tirador individual es un arquetipo
de dispersión. La potencia de lucha tiene
dos manifestaciones esenciales.
Por un lado
el combate mediante
armas arrojadizas que permiten impactar a distancia sobre
el enemigo, que como señala
Clausewitz buscan la destrucción física
del mismo y el combate
cuerpo a cuerpo
cuyo fin es el de la derrota
moral del oponente.
Según la manifestación de potencia que se emplee
será también el tipo de formación que se debe
diseñar.
La capacidad
para desplazarse en el campo
de batalla está
en relación con la potencia
de lucha del enemigo, su alcance y efectividad. Si esas características de potencia son altas la movilidad podrá
verse restringida, y seguramente deberá
recurrir a formaciones
dispersas para evitar
presentar un blanco
fácilmente adquirible. En este caso
la elección de una formación
deberá equilibrar la movilidad buscada
con los medios
de defensa con que pueda
contener el ataque
enemigo. La habilidad
para detectar al oponente u ocultarse son esenciales para
determinar la formación,
la movilidad y la aplicación
de la potencia
de combate. No será igual
el procedimiento táctico
para combatir contra
un enemigo virtualmente invisible
que para enfrentar
a tropas expuestas.
Del mismo
modo el no ser detectado
permitirá el empleo
de procedimientos tácticos
desde una situación
más ventajosa. Los procedimientos de combate están
o deben estar
siempre orientados hacia
la aplicación de estos elementos
de forma que su potencia
actúe con el máximo de eficacia y plenitud. Una formación de combate debe
estar dirigida hacia
lograr la mayor
concentración de fuerza
posible, equilibrándola con una defensa
que permita mantener
esa concentración el mayor tiempo
viable y con la capacidad
de poder trasladarse
lo más rápido
permitido, ofreciendo la menor detección
aceptable.
En este
sentido, la táctica
como sistema debe
ser sinergizante, es decir ofrecer
"una suma mayor
que las partes". Sin embargo no puede perderse
de vista que al mismo
tiempo esa suma
es inferior a la de todas las aptitudes individuales, pues
la combinación de esfuerzos obliga
a renunciar a algunas características particulares.
Cuando el modelo táctico
de la falange
sumeria se impone
a la horda
la suma de la fuerza
individual de cada
combatiente concentrada en la formación
compacta es mayor
que la adición
de la misma
fuerza dispuesta en la horda.
Sin embargo para
lograr esa sinergia
la falange renuncia
a la movilidad
y velocidad en el campo
de batalla. La
historia de la táctica es la de su evolución
a través de la combinación de sus componentes
principales: la relación
Dispersión / Concentración, el Fuego, la Maniobra y la Detectabilidad. Conocer
este desarrollo es comprender la clave fundamental
del problema táctico,
que no se encuentra en axiomas o principios.
Mientras que éstos sólo
atienden a la teoría de la táctica,
su proceso evolutivo
muestra la dinámica
del fenómeno dándole
un significado práctico
aplicativo y asignado
sentido a los aforismos. Este
sistema táctico tiene
por supuesto otros
subsistemas componentes de relevancia entre
los que se destacan la calidad del soldado y el comandante.
En este sentido
afirmamos que ningún
sistema es mejor
que sus operadores.
En repetidas ocasiones
han sido los hombres
los que otorgaron
viabilidad al modelo
táctico. Admitiendo esta
circunstancia la incluiremos
en los casos
que resulten prominentes, pero
nuestro punto focal
será el sistema
mismo.
El tratado
de las relaciones
de mando, conducción
y hombres en combate exige
de una tarea
específica que sólo
debe intentarse una vez identificada la evolución de la táctica,
pues ella ofrece
el escenario donde
las acciones humanas
adquieren sentido. El complejo mando-
conducción-obediencia no puede
ser tomado en abstracto, sino
circunstanciado a la época y el paradigma
táctico en uso.
De lo contrario
caeríamos en el anacronismo de considerar relevantes
acciones aisladas. Por ejemplo, subrayar
que un comandante
incluyese en su unidad médicos
y una lavandería
para evitar infecciones, es hoy una cuestión tan elemental que sólo destaca
por su ausencia.
Sin embargo si ese mismo
hecho lo situamos
durante la Tercera
Cruzada es un mayúsculo encomio
para el ejercicio
del mando de Ricardo Corazón
de León.
En interés
de un avance
metódico y prolijo
preferimos establecer primero
el análisis del sistema táctico
en esta obra,
dejando el de sus operadores
para un trabajo
posterior. Finalmente, aunque
la evolución táctica
reconoce una continuidad
temporal, sus avances
son individualmente desparejos
y presentan algunos
sincronismos. Trataremos de seguirlos lo más prolijo
que nos sea posible.
También en ese sentido
debemos tener en cuenta que ningún avance
táctico es realmente
reemplazado por otro,
lo que sucede
es que el nuevo entra
en vigor mientras
el viejo se reserva para
cuando resulte útil.
Los modelos tácticos
así responden no a su “modernidad”, sino
a su “efectividad”, de allí que los veamos
repetirse y combinarse
con tenaz constan
constancia.
9 Ejército Argentino,
1960, “M-65-1 Ejercicio
del mando”, pg II, Argentina
10 Foch, F., 1900, “Los
Principios de la Guerra”, Biblioteca
del Oficial Vol 300, pg 30-31, Buenos
Aires, Círculo Militar
11 Ejército Argentino,1992, “ROB-00-01
Reglamento de Conducción
para el Instrumento
Militar Terrestre”pg 7-11,
Argentina
12 Dupuy, T.N.,
1987, “La Comprensión
de la Guerra
– Historia y teoría del combate”, pg 27-36, Madrid,
Ediciones Ejército
13 Liddell Hart,
B.H., 1954, “Strategy”,
pg 335-337, New York, Meridian
©Jorge A. Vigo 2006 Jorge A. Vigo Para esta publicación 2014
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