En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

20 de octubre de 2014


LA CHEVAUCHÉE 

Su utilización durante la Guerra de los Cien Años.


Primera Parte


Por Mg. Rubén A. Barreiro

I.          Durante el transcurso de la Guerra de los Cien Años (1337-1453), los ejércitos ingleses recurrieron con frecuencia a lo que se denominó chevauchée [1]. Se trataba de  “… una rápida incursión de caballería a través del territorio enemigo con el propósito de saquear ciudades y pueblos no fortificados, destruyendo sembradíos y casas, apoderándose de ganado y, en general, perturbando y aterrorizando a la población rural…” [2]. Como se advierte, esta descripción se circunscribe a describir “cómo” se desarrollaba una chevauchée, pero omite el “para qué”. Si el concepto se limita a los “propósitos”
citados, tanto da que la incursión se enmarque en una campaña militar y formando parte de la misma, como que se trate de una mera correría delictiva, como ocurrió en muchos periodos de tregua durante la Guerra de los Cien Años [3].

Desde el punto de vista en que abordamos el concepto, puede decirse que la descripción de estos “propósitos” de la chevauchée corresponderían a sus aspectos tácticos, en tanto que desde lo estratégico, la ejecución de las chevauchées perseguía objetivos concretos, que iban desde negar al enemigo los recursos necesarios para la guerra hasta atraerlo a batallas campales cuando y donde resultara más ventajoso. Más adelante se abundará sobre la cuestión.

Esta práctica, “altamente destructiva” [4], tuvo especial intensidad en la primera parte de la guerra, que va desde el combate de Cadzand [5] (24 de marzo de 1337) hasta el Tratado de Brétigny (8 de mayo de 1360.) En este periodo, la primera chevauchée tuvo lugar ya en 1339 y las  más importantes estuvieron al mando de Eduardo, Príncipe de Gales, hijo mayor y heredero de Eduardo III, más tarde conocido como el Príncipe Negro, y de su hermano menor, Juan de Gante. Pero ya hacia 1380, como veremos, las medidas que se fueron adoptando para contrarrestar esta práctica inglesa por sus adversarios fueron reduciendo frecuencia e intensidad de las chevauchées.

Sepulcro de Eduardo, Príncipe de Gales, el Príncipe Negro,
catedral de Canterbury (foto del autor)

II.         Por cierto, la chevauchée no fue una expresión militar exclusiva de la Guerra de los Cien Años ni tampoco una creación original de los ejércitos ingleses. Existen ejemplos anteriores y posteriores, entre estos, algunos que llegan hasta la Segunda Guerra Mundial. Es preciso, no obstante, analizar con cierto detalle cada caso, pues no todos se ajustan a los aspectos tácticos nombrados y asimismo,  no siempre aparecen claramente definidos sus objetivos estratégicos. Antes bien, se ha acudido en muchos casos a la chevauchée para describir lo que fueron meras incursiones de caballería en territorio enemigo con un objetivo limitado, bien de reconocimiento, o, en general, para destruir determinadas instalaciones.

Sin dejar de tener presente lo dicho precedentemente, se han  dado como ejemplos de chevauchées a las incursiones de los mongoles que por lo general precedían a las fuerzas principales, asolando el territorio que atravesaban y evitando al mismo tiempo el enfrentamiento con el enemigo, flanqueándolo y penetrando profundamente en su retaguardia, atacando centros de aprovisionamiento y reunión [6].

Ya en el siglo XIX se ha puesto el ejemplo de la Guerra Civil de los Estados Unidos, en la que “resurgió [una] devastadora táctica medieval: la chevauchée…[que] era ejecutada con el mismo cruel entusiasmo que marcó a las incursiones del Príncipe Negro en el valle del Loire”, citándose al respecto la marcha del general Sheridan en el valle de Shenandoah y las acciones del general Wilson en Alabama. Inclusive, se encuadra en el concepto de chevauchée, a la acción llevada a cabo en Bélgica por la división de caballería francesa al mando del general Sordet en agosto de 1914 [7]. Este autor también cita como ejemplo de chevauchée a las incursiones de ciertos cuerpos de caballería del Ejército Rojo en la retaguardia alemana, cuya misión principal era la destrucción de depósitos de municiones y víveres, especialmente a partir de 1943.   

El antecedente inmediato a la Guerra de los Cien Años acerca de la utilización de las chevauchées -en este caso sí enmarcándose en lo expresado sobre sus características y propósitos-, por uno y otro bando, se dio en las Guerras de la Independencia de Escocia (1296-1328 y 1332-1357).

Se ha señalado, con acierto, que la experiencia recogida, especialmente desde la batalla de Bannockburn (1314) hasta la de Halidon Hill (1333), condujeron a Eduardo III al desarrollo de nuevas concepciones tanto tácticas como estratégicas que influyeron decisivamente en la primera parte de la Guerra de los Cien Años [8]. En estas nuevas concepciones se incluye no sólo a la chevauchée, sino también y muy especialmente, la utilización en la batalla de caballeros desmontados, acompañados en los flancos por un creciente número de arqueros, dotados con el sorprendente y eficaz arco largo (longbow).

IV.       En el periodo tratado, las “operaciones de rutina” de las chevauchées asumían cuatro aspectos: la marcha en sí misma, la obtención de recursos de subsistencia, el saqueo y la destrucción [9].

Dejando de lado el primer aspecto, el de la marcha, los otros se superponen y se complementan. Se ha dado por caso el del ganado, que podía ser usado para la manutención de la tropa, arreado como botín o directamente destruido. Si el saqueo y la destrucción eran modalidades propias de la chevauchée, se proyectaban de manera contradictoria en la conducta de la tropa. La perspectiva de ganancias personales por medio del saqueo hacía que los soldados se mostraran animosos y de buen humor mientras cabalgaban hacia el lugar donde las obtendrían. Y la velocidad de la marcha se incrementaba, cumpliéndose uno de los requisitos básicos de la operación. Pero al llegar, por un lado la destrucción sistemática -un objetivo de la operación- cedía y también se resentía la rapidez de desplazamiento [10]. Como puede advertirse, tanto el saqueo como la destrucción planteaban serios problemas para la disciplina, tanto por defecto como por exceso. 

IV.       Los efectivos de una chevauchée variaban en número, desde unos cientos a varios miles. Del mismo modo, también variaban el territorio y  distancias recorridos y la duración de la campaña. En la tabla que sigue se reseñan esos datos con relación a las chevauchées más importantes.

Chevauchée
Comandante
Cantidad de hombres
Duración
Distancia recorrida
1355
Príncipe Negro
 4.000
57 días
Aprox. 1.125 km
1356i
Príncipe Negro
 7.000
45
Aprox.    800 km
1373
Juan de Gante
   5.900ii
5 meses
Aprox. 1.600 km
 
  i             Culminó en la batalla de Poitiers 
  ii              3032 caballeros y 2893 arqueros
En el mapa se muestra la intensidad de la destrucción ocasionada por la primera chevauchée de la guerra, en la región de Cambrésis-Thierache (noreste de Francia)  [11]
Se desplazaba rápidamente, por lo general en un frente bastante amplio (entre quince y veinte millas con relación al eje de marcha) y habitualmente sus participantes se dividían en tres columnas, para abarcar la mayor parte posible del territorio recorrido [12]. En base a lo dicho, se ha calculado que en la chevauchée de 1355 se devastó un territorio de alrededor de 18.000 kilómetros cuadrados [13], comprendidos más de quinientos pueblos y aldeas [14].

En la mayoría de las chevauchees, además del personal inglés, participaban gascones y flamencos, como asimismo otros soldados de diferente origen. Tal como ya se ha dicho, se trataba de incursiones perfectamente concebidas y ordenadas, distando de ser manifestaciones “salvajes” de grupos fuera de control.





[1]          En castellano se utiliza con frecuencia la expresión “cabalgada”.
[2]          De Vriess, Kelly y Smith, Robert, Medieval Weapons, ABC-CLIO, Santa Barbara (USA), 2007, págs. 145/146.  
[3]          Es el caso de los denominados routiers, bandas de soldados mercenarios sin ocupación debido a las frecuentes treguas durante la Guerra de los Cien Años, que se dedicaban en la campaña francesa al saqueo, el asesinato, los secuestros y  la extorsión. En muchos casos, constituyeron organizaciones militares eficientes y bien comandadas, a tal punto que triunfaron en buena cantidad de veces al enfrentarse al ejército francés. En algún caso, para describir estas acciones, se habló de chevaucheé à l’aventure, para distinguirla de la chevauchée de guerre (Hewitt, H.J., The Organization of War under Edward III, Pen and Sword, Barnsley (UK), 2004, pág. 99).
[4]          Wagner, John A., Encyclopedia of the Hundred Years War, Grenwood Press, Wesport (USA), 2006, pág. 94
[5]          No debe confundirse con la batalla naval del mismo nombre,  librada en 1387 entre buques ingleses por un lado y por el otro una flotilla francesa, que incluía buques flamencos, alemanes y castellanos. Concluyó con el triunfo inglés.
[6]          Vuksic V. y Grbasic Z., Cavalry. A History of  A Fighting Elite 650 BC-AD1914, Cassell, Londres, 1999, pág. 23
[7]          Jarymomowycz, Roman, Cavalry from Hoof to Trac, Praeger Security International, Westport, 2008, págs. 45, 96, 99-101, 104, 134, 194.) Más o menos contemporáneamente con la Guerra de los Cien Años, en la vecina Brabante se desarrollaron múltiples chevauchées durante diferentes conflictos dinásticos y revueltas ciudadanas, entre ellas la célebre chevauchée de Jülich en 1371 (Boffa, Sergio, Warfare in Medieval Brabant, 1356-1406, Boydell Press, Woodrich (UK), 2004.)
[8]          Rogers, Clifford, Edward III and the Dialectics of Strategy, 1327-1360. The Alexander Prize Essay, Transactions of the Royal Historical Society, Sixth Series, Vol. 4 (1994), págs.. 84/85 y passim. 
[9]          Hewitt, H.J., op. cit., pág. 96.
[10]        Ibid., pág. 105.
[11]        Hooper Nicholas y Bennett, Mathew, Cambridge Illustrated Atlas. Warfare Middle Ages, 768-1487, Cambridge University Press, Londres, 1996, pág. 118. La edición del mapa es del autor.
[12]        Se ha hecho mención a una chevauchée naval, en referencia a la actuación de la flota inglesa que acompañaba la progresión de Eduardo III a lo largo de la costa normanda hacia Caen. (Turnbull, Stephen, The Knight Triumphant, Cassell, Londres, 2001, pág. 39). En todo caso, se trata de un ejemplo lejano de operación conjunta. Del mismo modo, podrían incluirse en el concepto a las incursiones navales con desembarco de tropas que se dedicaron a destruir y saquear, realizadas al comienzo de la guerra  por los franceses en la costa inglesa del Canal de la Mancha -Southampton, Porstmouth, Isla de Wight, etc. (Hughes, Michael, The Fourthteenth-Century French Raids on Hampshire and the Isle of Wight, en Arms, Armies and Fortifications in the Hundred Years War (ed. Anne Curry y Michel Hughes, The Boydell Press, Woodbridge, 1999, pág. 121, passim) 
[13]         Rogers, Clifford, By Fire and Sword: Bellum Hostile and "Civilians" in the Hundred Years' War, en Civilians in the Path of War (ed. Mark Grinsley-Clifford Rogers), University of Nebraska Press, Lincoln (USA), 2008, pág. 69.
[14]         Wolfe, Michael, Walled Towns and the Shaping of France : from the medieval to the early modern era, Palgrave McMillan, Nueva York, 2009, pág. 62. 

© Rubén A. Barreiro 2014

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