En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

28 de enero de 2015

Guerras de Bizancio

Apuntes sobre la batalla de Dara (530 DC)

Mg. Rubén A. Barreiro

Tercera Parte I

El ejército sasánida. En junio de 530 arribó a Nisibis un gran ejército, de aproximadamente 40.000 hombres, al mando del Mirran (comandante en jefe) Firuz o Perozes (estando a fuentes griegas-HALDON, 21.) De estas tropas, aproximandamente 30.000 marcharon hacia Dara, deteniéndose en Ammodios y acampando en el lugar, a unos cinco kilómetros de las posiciones bizantinas.


Este ejército estaba compuesto principalmente por unidades de caballería pesada (Savaran), armadas con lanza, espada, mazas o jabalinas. En algunos casos, portaban arcos [1]. Una mención especial entre las Saravan, corresponde a la Guardia Real de Elite, denominada Los Immortales (Zhayedan), cuya existencia se remontaba a los primeros días de los sasánidas, “emulando a la unidad similar que lucho a órdenes de Darío el Grande. Su misión era la de asegurar penetración [en las líneas enemigas] ” y, tal como ocurrió en Dara, “frecuentemente era mantenida en reserva, entrando en combate en momentos decisivos” (FARROKH, Sasanian Elite, 6.)


Caballería pesada sasánida. Se observa la armadura y
la protección del caballo. La posición de la pierna muestra
que no disponía de estribo. 

Con respecto a la infantería, de las diferentes narraciones se desprendería que, en su mayoría, estaría compuesta por auxiliares de la caballería (paighan), reclutados entre los campesinos, que no recibían paga alguna, y armados con lanzas y escudos. Su entrenamiento, comportamiento en el combate y moral eran generalmente bajos (FARROKH, Shadows, 224; Id., Sassanian Elite, 23.) Teniendo en cuenta la referencia expresa realizada por Procopio, fomaban parte de la infantería arqueros, honderos y lanzadores de jabalina (Guerras, I, XIV, passim.)

El despliegue sasánida. Firuz dispuso sus fuerzas en dos líneas [2]. El centro de ambas líneas estaba al mando del propio Firuz. En la primera línea, desplegó arqueros, honderos y jabalineros y en la segunda la infantería auxiliar (paighan.) Ambas alas estaban compuestas de manera similar: en la primera línea se encontraban caballería pesada y caballería ligera sasánida y de los aliados árabes. En la segunda línea se encontraban unidades de la Guardia Real de Elite (Los Immortales) La de la izquierda estaba mandada por Baresmanes, “el Tuerto” y la de la derecha por Pityaxes. No existen dados acerca de la proporción o cantidad de cada fuerza en este despliege, sólo existen referencias generales respecto de Los Immortales, que por lo general sumaban 10.000 hombres.


El primer día. Desde el alba en adelante, los adversarios fueron tomando sus posiciones en lo que sería el campo de batalla. “Por un lapso prolongado, ninguno de los bandos entró en combate con el otro, aunque los persas parecían estar asombrados del buen despliegue de los romanos, y preguntándose qué hacer ante tales circunstancias” (PROCOPIO, Wars, I, XIV, 23.)

- Carga de un destacamento sasánida. Avanzada la tarde, Firuz mandó un destacamento Saravan en una breve y súbita carga, contra el ala izquierda bizantina, con el propósito de evaluar la caballería de Belisario (FARROKH, 227.) Conforme con el relato de Procopio, el destacamento atacó a las fuerzas de Bouzas y Faras, que retrocedieron una corta distancia. Sin embargo, temiendo un ataque de los hunos de Súnicas y Aigan por el flanco, los sasánidas retrocedieron rápidamente. Esto animó a Bouzas y Faras a contraatacar, aunque deteniéndose en la posición inicial. Procopio afirma que los sasánidas dejaron siete muertos en el campo.

- Dos desafíos individuales. Después de ello, tuvo lugar el emocionante y pintoresco episodio protagonizado por Andreas, joven asistente de Bouzas, sin experiencia militar e instructor en una escuela de lucha de Constantinopla. Un soldado persa se adelantó hacia las líneas bizantinas, desafiando a quien quisiera pelear con él. Sólo se atrevió Andreas, quien pronto, con un certero golpe de lanza, dio por tierra con el persa, al que remató en el acto. “Un poderoso clamor surgió tanto de los muros de la ciudad como del ejército romano”. Los persas, “vejados”, mandaron otro soldado con idéntico desafío. Nuevamente, nadie se atrevió a enfrentarlo y allá fue nuevamente Andreas, pese a que Hermógenes se lo había prohibido. Ambos hombres se cruzaron en lucha, cayeron junto con sus cabalgaduras, pero el persa fue más lento para levantarse (era un hombre robusto, aunque no joven, apunta Procopio) y eso lo perdió frente a la agilidad de Andreas, que lo mató rápidamente (PROCOPIO, I, XIV, 23.)

Esta clase de combates “mano a mano” como prolegómeno de una batalla fue una práctica común tanto en la Antigüedad como en la Edad Media llevada a cabo por diferentes culturas guerreras (CAREY, 11.)

Relieve sasánida en la necrópolis de Naqsh-e Rustam, ubicada en la cercanía 
de Persépolis, Irán. Representaría el desenlace de un duelo en el que es 
vencedor el rey Shapur I, posiblemente de un emperador romano. 
El desafío lanzado por un “campeón” sasánida contra un adversario, para sostener un combate singular, a caballo y con lanzas (mard o-mard), habría tenido lugar por primera vez nada menos que en abril de 224 DC (FARROKH, 181.)

Desde ya que el resultado de estos combates individuales no tenían como propósito decidir por tal medio aquello que estaría en juego en la próxima batalla [3], pero era época de augurios y señales esotéricas, los cuales justifican el “abatimiento” con el cual los sasánidas, o buena parte de ellos, se habrían replegado al caer la tarde hacia su campamento en Ammodios (HALDON, 31.)
Despliegue de los adversarios en la mañana del segundo y decisivo día de la batalla. 

Firuz incrementa sus fuerzas. Tanto por la razón apuntada precedentemente, como por el resultado del “tanteo” sobre el ala izquierda bizantina, Firuz ordenó que los 10.000 soldados que habían quedado en Nisibis acudieran hacia la zona donde se libraría la batalla. Presumiblemente, este aporte de nuevas fuerzas estaba constituido por tropas bisoñas y de escasa significación, de manera que aumentaron la cantidad de efectivos sobre el campo pero no su eficacia.

Así las cosas, se llegó al segundo y decisivo día de la batalla de Dara.

BIBLIOGRAFÍA

Farrock, Kaveh, Shadows in the Dessert. Ancient Persia at War, Osprey Publishing, Oxford, 2007. 
            -  Sassanian Elite Cavalry 224-642, Osprey Publising, Oxford, 2005.
Haldon, John, The Byzantine Wars, The History Press, Stroud (UK), 2011.
Procopio de Cesárea, History of the Wars, Books I and II, The Persian War, disponible en Project Gutenberg, www.gutenberg.org/text/1674.
Carey, Brian T., Road to Manzikert. Byzantines and Islamic Warfare 527-1071, Penn and Sword, Barsley (UK), 2012.
Shahbazy, Alireza Sha., “Army in Ancient Iran”, Encyclopædia Iranica, Vol. II, 489-99, disponible en www.iranicaonline.org/articles/army-i  







[1]          Ha sido cuestión controvertida si en Dara la caballería sasánida usó estribos. Teniendo en cuenta que no se han encontrado evidencias arqueológicas al respecto, la cuestión ha quedado, por el momento, resuelta por la negativa. Un detalle tenido en cuenta para tal conclusión es que los vestigios hallados, los jinetes siempre tenía sus talones dirigidos hacia la grupa del caballo, posición que no se compadece con el uso de estribo (FARROKH, Sasanian Elite, 18.) Véase ilustración.
[2]          “El mirranes no desplegó todas sus tropas contra el enemigo, sino la mitad de ellas, haciendo que el resto permaneciera detrás, para tomar el lugar de los que estaban combatiendo, cayendo sobre sus oponentes con su vigor intacto, con lo cual lucharían en una rotación constante” (PROCOPIO, Wars, loc. cit.)
[3]          Sin embargo, existe un caso, incluido en la obra de Johan Malalas y rescatado por el arqueólogo e historiador iraní Alireza Shapour Shahbazi: en 421 BC, el rey Bahram V, enfrentado a un ejército romano, se dio por derrotado cuando el campeón sasánida fue vencido por un godo del bando romano (Army in Ancient Iran).


















© Rubén A. Barreiro 2015

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