En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

13 de febrero de 2015

La frase de la semana.


“¡Aur, aur… Desperta ferro!" (Escucha, escucha… Despierta hierro.) Grito de guerra almogávar


Que desde los tiempos más remotos, los hombres han entrado en batalla unos contra otros profiriendo gritos y entonando cantos, es cuestión que ha sido abordada desde múltiples ángulos, especialmente por aquellas disciplinas relacionadas con el comportamiento humano (antropología, sociología, psicología, etc.) 

Las razones para tal conducta son conocidas a través de tales estudios: atemorizar al enemigo, mostrar cohesión y determinación, expresar una identificación con determinada causa, estimular el propio coraje y el de los camaradas… Obviamente, en determinadas circunstancias, tales expresiones debieron morigerarse o prohibirse, tanto por razones disciplinarias como las relacionadas con determinada situación táctica (un ejemplo de ello puede encontrarse en el Strategikon, del emperador Mauricio.) 

Por cierto, los almogávares no eran una excepción, quizás eran más bien lo contrario: antes de entrar en batalla entrechocaban sus armas entre sí y con las piedras de los alrededores, haciendo saltar chispas, mientras vociferaban el “desperta ferro”, aterrando de tal modo al enemigo, que alguno de ellos dejó para la posteridad la impresión causada: “¡Dios mío! ¿Esto qué será? Nos hemos encontrado con los demonios, que quienes despiertan al hierro parece que han de herir en el corazón, y me parece que hemos topado con lo que íbamos buscando”. 

Para ampliar en la historia de esta singular infantería ligera y mercenaria, puede consultarse la obra de Chusé L. Bolea Robles y, ¡cómo no! , la evocación de Arturo Pérez Reverte de uno de los episodios más singulares y significativos de la trayectoria almogávar: las vicisitudes de la Gran Compañía Catalana en Anatolia y Grecia, con su inquietante secuela de batallas, traiciones y terribles venganzas…

© Rubén A. Barreiro 2015

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