En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

24 de agosto de 2015

La frase de la semana.


“Constantinopla es una ciudad aun más grande que la que surge de su fama. Quiera Dios, en su gracia y generosidad, dignarse hacerla capital del Islam”. Abu’l-Hasan al-Harawi.


“Al-Harawi fue un asceta, un sufí, un erudito, un predicador, un poeta, un peregrino, un emisario y un consejero de gobernantes” (MERI). Y, como si todo eso fuera poco, al-Hawari fue un viajero portentoso, que no dejó de ver “mares y tierras, llanuras y montañas” y, muy de nuestros tiempos, marcó su presencia en muchos lugares con graffitis quecon su nombre, dejaba en los muros a su paso. Fue autor de la más famosa guía de lugares religiosos y de centros de peregrinaje de la época, la que abarcaba un vasto territorio que iba desde el norte de África hasta las fronteras de la India, sin dejar de mencionar los vestigios de antiguas civilizaciones. 

Tampoco le fueron ajenas la diplomacia y lo militar (escribió una obra, Memorias de al-Hawari sobre las estratagemas de la guerra, dedicada en especial a los aspectos éticos del conflicto). En sus muchas andanzas, se entrevistó en Constantinopla con el emperador Manuel Comneno. Fue entonces que, contemplando los monumentos y el esplendor de la ciudad, rogó para que algún día se transformara en la capital del Islam. Al-Harawi murió en 1215 (611 de la Hégira). 

Más de dos siglos después, el sultán Mehmed II llamó a su gran visir, Chalil Bajá, quien, temeroso, se presentó ante su amo con muchas monedas de oro que portaba en una bandeja, a manera de homenaje impuesto por la costumbre. Rechazando el regalo, Mehmed exclamó: “Solo quiero una cosa: entrégame Constantinopla”

Poco tiempo después, el 29 de mayo de 1453, Constantinopla, “esa pequeña isla en el mar otomano”, caía rendida ante las huestes de Mehmed, quedando así consumada la desaparición del milenario imperio bizantino. Y desde entonces, el Islam quedó establecido en la ciudad, tal como al-Harawi lo rogara. 

© Rubén A. Barreiro 2015

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