En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

12 de marzo de 2015

Handgonnes, los  “cañones de mano” medievales.


Segunda Parte

Mg. Rubén A. Barreiro

Características del handgonne. Los primeros ejemplares de handgonne consistían en un cañón de hierro o bronce, cuya sección exterior podía ser redonda, hexagonal u octogonal. La boca del cañón tenía en algunos casos un reborde, para reforzar el área de salida de los gases, donde estos son más fuertes  . En el ánima del cañón, la parte posterior, es decir la recámara donde se aloja la pólvora , era de un diámetro inferior al del resto ③. En la parte exterior, en cambio, dicho diámetro era mayor  ,  refuerzo necesario teniendo en
cuenta la combustión de la pólvora y la consiguiente liberación de gases.  El oído era, en los primeros modelos, una simple perforación cónica que se conectaba directamente con la recámara y por la que se introducía la mecha encendida o una barra de hierro al rojo para deflagar la carga de pólvora y disparar el proyectil.  Más adelante, prefigurando la adopción de la llave de mecha, de la que sería un elemento caracterizante, se agregó al handgonne una cazoleta en la que se cargaba pólvora de cebadura, cuya ignición se transmitía a la carga de la pólvora propulsora. Este agregado no sólo facilitó la manipulación del arma y su disparo, sino que disminuyó la cantidad de disparos fallidos que se registraban hasta entonces. Tanto la cazoleta como el oído cambiaron su posición: de la parte superior del cañón pasaron a un costado del mismo (PLATT, s.n.pág.) En el parágrafo "operación del handgunne" se describirá la interacción de todos estos elementos. 
Esquema básico de un handgonne

El llamado handgonne de Tannenberg. Fue encontrado en 1849 en el foso que rodeaba el castillo de ese nombre, en Hessen, Alemania, durante una excavación arqueológica. Aún se encontraba en su tubo una bala de plomo. Dado que el castillo fue destruido en 1399, el origen del arma es anterior. Es de bronce, hexagonal, tiene unos 320 mm de largo y su calibre es de 17.5 mm. No fue hallada la culata, cuya existencia se presume. Actualmente se exhibe en el Germanisches Nationalmuseum de Nuremberg.
Para facilitar su transporte, manipulación y empleo, el cañón del arma estaba unido a un apoyo o empuñadura de madera, que podían adoptar dos formas. La primera, y más usual sobre todo en los primeros tiempos, consistía en una pieza de madera, acanalada en un extremo, donde descansaba el cañón, que se fijaba por medio de una o dos fajas de hierro, tal como lo ilustran las siguientes figuras (MCLACHLAN, 29/31.)
Berner Buchse, hacia el siglo XV. El gancho habría sido agregado con posterioridad a su fabricación. Historisches Museum, Berna, Suiza. 
Handgonne de los siglos XIV o XV, de 160 mm de largo y 18 mm de calibre. Su peso es de 1.55 kg. Se encuentra exhibido en el Museo Histórico de Croacia.


Otro método consistía en fijar en la parte posterior del cañón, en la que existía una cavidad destinada a tal efecto (número del esquema básico), una culata de madera, cuya forma y tamaño eran variables. En uno y otro caso, la pieza de madera no era de gran tamaño. Sin embargo, en el caso de aquellas fijadas en la parte posterior, podían tener un tamaño mayor. En Bellifortis, la obra del alemán Konrad Kyeser aparece un dibujo que muestra un handgonne cuya culata, recta, se apoya en tierra en tanto el cañón se apoya en una horquilla [1].
Handgonne del Bellifortis
El  agregado del apoyo o culata se debió a que el arma, que en sus primeros tiempos era sostenida directamente por su cañón, se recalentaba a los pocos disparos, por lo que resultaba difícil, si no imposible, su manipulación (VAN CREVELD, 84.)

También se fue agregando en algunos modelos un gancho, generalmente ubicado por debajo de la boca del cañón, para facilitar su transporte y manipulación, como asimismo para usar el arma para golpear en los encuentros cuerpo a cuerpo, como se verá más adelante.  La fijación del gancho en un elemento sólido también servía para aminorar el retroceso del arma y facilitar su preparación para el disparo (GONZÁLEZ ALCALDE, 102.)

Como es obvio, la construcción de handgonnes era contemporánea con la de espadas y armaduras, pero en tanto unas y otras se distinguían por el esmero con que eran elaboradas, en muchos casos abundando en detalles artísticos muy costosos, que convertían a estos objetos en símbolos de posición social, los handgonnes eran toscos  y “parecían elaborados por forjadores muy ordinarios”, trabajando en “talleres de artesanos pertenecientes a corporaciones ajenas a la fabricación de armas” (VIOLLET-LE-DUC, 6,  330.) 

En efecto, muchos de los ejemplares que se han conservado en diferentes museos muestran lo rústico de su fabricación. Pero ello no significa que carecieran de la solidez y fortaleza que su uso hacían necesarias. Los detalles de lujo u ostentación no existían, ya que estaban destinados a ser utilizados por gente del común. Asimismo, no puede dejarse de lado que se fabricaban en cantidades relativamente grandes para la época, no siendo ajena a la tosquedad descripta la omnipresente cuestión de los costos de producción. Así, sólo se han encontrado muy escasos ejemplares donde se muestran detalles de pertenencia (excluyentemente inscripciones o algún dibujo) o distinción (el caso del handgonne de Mørko -ver ilustración-.)
Cañón de mano hallado en Mørko, Suecia. Data de aprox. 1390. Tubo hexagonal, con un gancho para su manipulación. Como se ha visto, los handgonnes no ostentaban decorado alguno. Sin embargo, esta es una excepción: una cabeza que podría tener no sólo una finalidad decorativa, sino que protegería la manipulación de la mecha, ya que está situada detrás del oído. También hay inscripciones de carácter religioso.
Una variante: el hackbut. A diferencia de los anteriores, el cañón del arma y su apoyo constituían una sola pieza. El apoyo consistía en una barra de hierro, de sección circular, que era rematada en su extremo con una argolla, la que podía encontrarse perpendicular u horizontal con relación al plano del cañón (en algunos casos la argolla era reemplazada por una pequeña bola.) Esta barra podía ser recta o curvada en su extremo, la curvatura, que evidentemente tenía que ver para el apoyo del arma en el cuerpo del operador, podía estar dirigidahacia arriba o hacia abajo.

Handgonnes hallados en las cercanías del castillo de Freienstein, 
Cantón de Zurich, Suiza. A la izq. Handgonne con evidentes signos 
de haber estallado a lo largo de una falla. A la dcha. Hackbut con 
gancho de apoyo. El anillo podría haber sido una abrazadera 
de la culata (www.archeologie.zh.ch.)
Handgonne de cuatro cañones. Pitt Rivers Museum, Oxford (http://mhm.hud.ac.uk/eeg) 
Hacquebute (hackbut), siglo XV. Musée de l’Armé, París

Una particularidad de este handgonne era la existencia de un gancho situado por debajo del cañón, en su mitad anterior y más bien cercano a la boca del arma. Este gancho podía formar parte de la estructura del arma o bien sujetado a esta por medio de una faja metálica. Esta característica da su nombre a este tipo de handgonne, aparentemente originado en Alemania, donde se lo llamó hackenbüchse (de hook, gancho)en inglés hackbut, y en Francia arquebus (simplemente se trataba de la adaptación de la palabra alemana, tan solo prefigurando lo que más tarde sería el arquebuse o haquebute (arcabuz.)

Un avance del handgonne: el culverin o culebrina de mano. Un paso más adelante se encuentra el culverin o culebrina de mano (no debe confundirse con la pieza de artillería utilizada más tarde, especialmente en buques.) Tenía las características básicas del handgonne, aunque su cañón era de mayor longitud , lo que aumentaba su alcance y precisión. Debido al fuerte retroceso, el arma ya no era sostenida sobre el cuerpo del operador, sino que por medio de una pieza de hierro fijada en su parte posterior  se apoyaba en un muro, un tronco de árbol o cualquier otro elemento sólido y fijo. Por otra parte, por debajo de la boca del cañón había un saliente de hierro que servía para apoyar el arma también en un elemento fijo, ayudando también para apuntar con mayor precisión.

Culebrina de mano. Musée de Cluny, Musée National du Moyen Age, París

Debido a sus características, la culebrina a mano debía ser utilizada por dos hombres. Uno de ellos, sostenía, nivelaba y apuntaba el arma, en tanto el otro acercaba la mecha al oído para efectuar el disparo (GREENER, 47.)

Arriba: primitiva culebrina a mano. Debajo: modelo posterior, con la culata
curvada. La línea de puntos muestra el interior del tubo (Greener, 48.)

Culebrina de mano de fines del siglo XIV
(TUNIS, 70)
El cañón, de hierro forjado, estaba unido por medio de bandas de hierro a una culata curvada, de madera. Variaban mucho las dimensiones y el peso: el largo iba de 1,30 a 2,30 m y el peso de 5 a 28 kg. El arma fue utilizada durante gran parte del siglo XV y los primeros años del XVI. Fue usada por los suizos en la batalla de Morat (1476), donde lucharon seis mil hombres armados con culebrinas,  y por los franceses en Florencia (1494) y en la conquista de Ginebra (1507.) Inclusive, existía entre los franceses un cuerpo de “culebrineros” a caballo, que disparaban el arma apoyándola en un soporte fijado a la montura. Durante las guerras husitas, fue utilizada con gran frecuencia por ambos bandos, naturalmente con diferentes versiones. En general, es considerada como la antecesora del arcabuz.

Culebrina de mano (1440.)












[1]          La obra de Kyeser se caracteriza por sus notables dibujos (con representaciones de cohetes, globos aerostáticos, relojes, etc.), que muchos afirman haber influido en las creaciones de Leonardo Da Vinci. Era médico de profesión, aunque habría participado como tal en la cruzada contra los turcos que acabó en el desastre de Nicópolis. Su obra es considerada como el primer tratado de tecnología militar y ha sido publicada en 1967 sobre la base del inédito manuscrito de Göttingen (WHITE, passim.)

© Rubén A. Barreiro 2015

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