Handgonnes, los “cañones de mano” medievales.
Segunda Parte
Mg. Rubén A. Barreiro
Características del handgonne. Los
primeros ejemplares de handgonne consistían
en un cañón de hierro o bronce, cuya sección exterior podía ser redonda,
hexagonal u octogonal. La boca del cañón tenía en algunos casos un reborde,
para reforzar el área de salida de los gases, donde estos son más fuertes ①. En el ánima del cañón, la parte posterior, es decir
la recámara donde se aloja la pólvora ②, era de un diámetro inferior al del resto ③. En la parte exterior, en
cambio, dicho diámetro era mayor ④, refuerzo necesario teniendo en
cuenta la combustión de la pólvora y la consiguiente liberación de gases. El oído ⑤ era, en los primeros modelos, una simple perforación cónica que se conectaba directamente con la recámara y por la que se introducía la mecha encendida o una barra de hierro al rojo para deflagar la carga de pólvora y disparar el proyectil. Más adelante, prefigurando la adopción de la llave de mecha, de la que sería un elemento caracterizante, se agregó al handgonne una cazoleta en la que se cargaba pólvora de cebadura, cuya ignición se transmitía a la carga de la pólvora propulsora. Este agregado no sólo facilitó la manipulación del arma y su disparo, sino que disminuyó la cantidad de disparos fallidos que se registraban hasta entonces. Tanto la cazoleta como el oído cambiaron su posición: de la parte superior del cañón pasaron a un costado del mismo (PLATT, s.n.pág.) En el parágrafo "operación del handgunne" se describirá la interacción de todos estos elementos.
cuenta la combustión de la pólvora y la consiguiente liberación de gases. El oído ⑤ era, en los primeros modelos, una simple perforación cónica que se conectaba directamente con la recámara y por la que se introducía la mecha encendida o una barra de hierro al rojo para deflagar la carga de pólvora y disparar el proyectil. Más adelante, prefigurando la adopción de la llave de mecha, de la que sería un elemento caracterizante, se agregó al handgonne una cazoleta en la que se cargaba pólvora de cebadura, cuya ignición se transmitía a la carga de la pólvora propulsora. Este agregado no sólo facilitó la manipulación del arma y su disparo, sino que disminuyó la cantidad de disparos fallidos que se registraban hasta entonces. Tanto la cazoleta como el oído cambiaron su posición: de la parte superior del cañón pasaron a un costado del mismo (PLATT, s.n.pág.) En el parágrafo "operación del handgunne" se describirá la interacción de todos estos elementos.
Esquema básico de un handgonne |
Para facilitar su
transporte, manipulación y empleo, el cañón del arma estaba unido a un apoyo o
empuñadura de madera, que podían adoptar dos formas. La primera, y más usual
sobre todo en los primeros tiempos, consistía en una pieza de madera, acanalada
en un extremo, donde descansaba el cañón, que se fijaba por medio de una o
dos fajas de hierro, tal como lo ilustran las siguientes figuras (MCLACHLAN, 29/31.)
Berner Buchse, hacia el siglo XV. El gancho habría sido agregado con posterioridad a su fabricación. Historisches Museum, Berna, Suiza. |
Handgonne de los siglos XIV o XV, de 160 mm de largo y 18 mm de calibre. Su peso
es de 1.55 kg. Se encuentra exhibido en el Museo Histórico de Croacia.
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Otro método consistía en fijar en la
parte posterior del cañón, en la que existía una cavidad destinada a tal efecto
(número ⑥ del esquema básico), una culata de madera, cuya forma y tamaño eran variables. En uno
y otro caso, la pieza de madera no era de gran tamaño. Sin embargo, en el caso
de aquellas fijadas en la parte posterior, podían tener un tamaño mayor. En Bellifortis, la obra del alemán Konrad
Kyeser aparece un dibujo que muestra un handgonne
cuya culata, recta, se apoya en tierra en tanto el cañón se apoya en una
horquilla [1].
Handgonne del Bellifortis |
El
agregado del apoyo o culata se debió a que el arma, que en sus primeros
tiempos era sostenida directamente por su cañón, se recalentaba a los pocos
disparos, por lo que resultaba difícil, si no imposible, su manipulación (VAN
CREVELD, 84.)
También se fue agregando en algunos
modelos un gancho, generalmente ubicado por debajo de la boca del cañón, para
facilitar su transporte y manipulación, como asimismo para usar el arma para
golpear en los encuentros cuerpo a cuerpo, como se verá más adelante. La
fijación del gancho en un elemento sólido también servía para aminorar el retroceso del arma y facilitar su preparación para el disparo (GONZÁLEZ ALCALDE, 102.)
Como es obvio, la construcción de handgonnes era contemporánea con la de
espadas y armaduras, pero en tanto unas y otras se distinguían
por el esmero con que eran elaboradas, en muchos casos abundando en detalles artísticos muy costosos, que convertían a estos objetos en símbolos de posición
social, los handgonnes
eran toscos y “parecían elaborados por forjadores muy ordinarios”, trabajando en
“talleres de artesanos pertenecientes a
corporaciones ajenas a la fabricación de armas” (VIOLLET-LE-DUC, 6, 330.)
En efecto, muchos de los ejemplares que
se han conservado en diferentes museos muestran lo rústico de su fabricación. Pero ello no significa que carecieran de la solidez y fortaleza que su
uso hacían necesarias. Los detalles de lujo u ostentación no existían, ya que
estaban destinados a ser utilizados por gente del común. Asimismo, no puede
dejarse de lado que se fabricaban en cantidades relativamente grandes para la
época, no siendo ajena a la tosquedad descripta la omnipresente cuestión de los
costos de producción. Así, sólo se han encontrado muy escasos ejemplares donde
se muestran detalles de pertenencia (excluyentemente inscripciones o algún
dibujo) o distinción (el caso del handgonne
de Mørko -ver ilustración-.)
Una
variante: el hackbut. A diferencia de los anteriores, el cañón del arma y su apoyo
constituían una sola pieza. El apoyo consistía en una barra de hierro, de
sección circular, que era rematada en su extremo con una argolla, la que podía
encontrarse perpendicular u horizontal con relación al plano del cañón (en
algunos casos la argolla era reemplazada por una pequeña bola.) Esta barra
podía ser recta o curvada en su extremo, la curvatura, que evidentemente tenía
que ver para el apoyo del arma en el cuerpo del operador, podía estar dirigidahacia arriba o hacia abajo.
Handgonne de cuatro cañones. Pitt Rivers Museum, Oxford (http://mhm.hud.ac.uk/eeg)
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Una particularidad de este handgonne era la existencia de un gancho
situado por debajo del cañón, en su mitad anterior y más bien cercano a la boca
del arma. Este gancho podía formar parte de la estructura del arma o bien
sujetado a esta por medio de una faja metálica. Esta característica da su
nombre a este tipo de handgonne,
aparentemente originado en Alemania, donde se lo llamó hackenbüchse (de hook, gancho)
y en inglés hackbut, y en Francia arquebus
(simplemente se trataba de la adaptación de la palabra alemana, tan solo
prefigurando lo que más tarde sería el arquebuse
o haquebute (arcabuz.)
Un avance del handgonne:
el culverin o culebrina de mano. Un
paso más adelante se encuentra el culverin o culebrina de mano (no debe
confundirse con la pieza de artillería utilizada más tarde, especialmente en
buques.) Tenía las características básicas del handgonne, aunque su cañón era de mayor longitud , lo que aumentaba
su alcance y precisión. Debido al fuerte retroceso, el arma ya no era sostenida sobre el
cuerpo del operador, sino que por medio de una pieza de hierro fijada en su
parte posterior se apoyaba en un muro,
un tronco de árbol o cualquier otro elemento sólido y fijo. Por otra parte, por
debajo de la boca del cañón había un saliente de hierro que servía para apoyar
el arma también en un elemento fijo, ayudando también para apuntar con mayor
precisión.
Culebrina de mano. Musée de Cluny, Musée National du Moyen Age, París |
Debido a sus características,
la culebrina a mano debía ser utilizada por dos hombres. Uno de ellos,
sostenía, nivelaba y apuntaba el arma, en tanto el otro acercaba la mecha al
oído para efectuar el disparo (GREENER, 47.)
Arriba: primitiva culebrina a mano. Debajo: modelo posterior, con la culata curvada. La línea de puntos muestra el interior del tubo (Greener, 48.) |
Culebrina de mano de fines del siglo XIV (TUNIS, 70) |
El cañón, de hierro forjado, estaba unido por
medio de bandas de hierro a una culata curvada, de madera. Variaban mucho las
dimensiones y el peso: el largo iba de 1,30 a 2,30 m y el peso de 5 a 28 kg . El arma fue utilizada
durante gran parte del siglo XV y los primeros años del XVI. Fue usada por los
suizos en la batalla de Morat (1476), donde lucharon seis mil hombres
armados con culebrinas, y por los
franceses en Florencia (1494) y en la conquista de Ginebra (1507.) Inclusive,
existía entre los franceses un cuerpo de “culebrineros” a caballo, que
disparaban el arma apoyándola en un soporte fijado a la montura. Durante las
guerras husitas, fue utilizada con gran frecuencia por ambos bandos,
naturalmente con diferentes versiones. En general, es considerada como la
antecesora del arcabuz.
Culebrina de mano (1440.) |
[1] La obra de Kyeser se
caracteriza por sus notables dibujos (con representaciones de cohetes, globos
aerostáticos, relojes, etc.), que muchos afirman haber influido en las
creaciones de Leonardo Da Vinci. Era médico de profesión, aunque habría
participado como tal en la cruzada contra los turcos que acabó en el desastre
de Nicópolis. Su obra es considerada como el primer tratado de tecnología
militar y ha sido publicada en 1967 sobre la base del inédito manuscrito de
Göttingen (WHITE, passim.)
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