En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

29 de noviembre de 2014

FUEGO Y MANIOBRA

  

Las Cruzadas En un escenario militar como el descripto se levantaron las voces que clamaron por la defensa de los lugares sagrados de Jerusalén al grito de ‘Dios lo quiere’. Como era de esperarse los ejércitos que marcharon a Medio Oriente se mostraron bastante incompetentes. Desde el principio al no tener idea de lo que era la caballería ligera se encontraron con que los Musulmanes no ofrecían ningún blanco sobre el cual descargar la poderosa caballería de occidente. Afortunadamente los Turcos también se vieron sorprendidos y eso permitió el éxito de la primera cruzada de la cual los cristianos tuvieron mucho que aprender. 



En primer lugar debieron revalorizar el empleo de la infantería, particularmente los arqueros que eran su mejor arma para combatir a la caballería ligera musulmana. Así debieron desarrollar en el terreno una doctrina de armas combinadas que hiciera que las flechas de la infantería protegieran a los caballeros y las lanzas de éstos a los soldados a pie. Esto no fue fácil debido a que no existía experiencia anterior en el trabajo conjunto y especialmente a que la infantería empleada normalmente como guarnición de castillos carecía de sub divisiones tácticas, espíritu de cuerpo, cadena de comando y una mínima idea de lo que es una maniobra. Es probable que quién más haya hecho por combinar sus tropas en combate fuese el rey Ricardo Corazón de León. Para defenderse de los ataques de los arqueros montados musulmanes creó una pequeña fuerza de infantería que operaba de la siguiente forma. En primera línea formaban rodilla a tierra piqueros que habían clavado la pica en la arena de modo tal que la punta se elevase a la altura del pecho de los caballos, entre los piqueros colocó a sus ballesteros y detrás de ellos otra línea de ballesteros con la misión de recargar las armas y pasarlas al frente. 

Este sistema dio muy buenos resultados dado que los arqueros montados fueron rechazados repetidas veces. En la marcha a Jerusalén, Ricardo dividió su caballería e infantería en 12 grupos apareados a los que organizó en cinco divisiones. Su oponente, Saladino planeaba arrasar la columna cruzada con sus arqueros. Ricardo marchó paralelo a la costa disponiendo a las divisiones de caballería del lado del mar y a su división hermana de infantería del lado de tierra firme formando una columna ininterrumpida que sirvió de protección contra los ataques musulmanes. 

Estas enseñanzas exitosas no fueron del todo comprendidas y no alcanzaron a modificar la estructura militar europea en lo inmediato. Sin embargo las cruzadas marcaron el comienzo del fin de las guerras dirigidas por la aristocracia. La clase burguesa nacida del florecimiento comercial europeo expandido ahora a oriente se va a transformar en una nueva voz en la mesa de la guerra. Hasta entonces los comerciantes se veían obligados a pagar por la defensa de sus rutas a los nobles propietarios de los feudos por las que éstas pasaban. 

Esto era costoso pero el manejo de la violencia estaba en manos de los aristócratas y no del rey. Cuando los burgueses comprenden que las cruzadas se realizaron con su apoyo y los recursos obtenidos con la apertura de las rutas a oriente deciden que esos recursos serían mejor empleados si el pago de la defensa se hacía directamente al rey, pues esto era más económico y le proveía al rey de medios para crear un ejército propio y liberarse de la dependencia militar que le imponía la aristocracia. Este será el comienzo de la integración de los ciudadanos a la guerra en funciones no directamente militares. 

Hattin 1187  La campaña musulmana en Tierra Santa del año 87 se emprendió bajo la bandera de la Jihad (Guerra Santa). Saladino con un ejército de 12.000 mamelucos y 60.000 soldados voluntarios enfrentó a las tropas cristianas que se encaminaban a levantar el sitio de Tibériades en las costas del Mar de Galilea. 

Los cruzados estaban al mando del rey Guy de Jerusalem y del Conde Raimundo de Trípoli. Eran 1.000 caballeros, 1.200 caballeros mercenarios, 4.000 turcoples (caballería ligera), 7.000 mercenarios de infantería y 25.000 infantes. Las tropas marcharon directamente hacia Tibériades a través de una región desértica a la que Saladino había privado de sus pozos de agua. En el primer día de marcha cubrieron 20 km sin encontrar al enemigo, y debieron acampar a causa de la extenuada infantería. Durante la noche los arqueros sarracenos lanzaron incesantes ataques con flechas encendidas. Al día siguiente las tropas del rey Guy sufrieron de un constante hostigamiento, hasta que llegaron a un curso de agua hacia donde la infantería se lanzó en desorden y sin disciplina; Saladino aprovechó el momento y lanzó su caballería pesada para separar a los caballeros de su infantería. Las tropas a pie intentaron reunirse en una loma donde quedaron aisladas bajo el ataque de la infantería musulmana. 

Los caballeros tenían tantos caballos heridos que estaban prácticamente inmovilizados, pero resistieron los ataques de los mamelucos. Para vencer la resistencia Saladino hizo incendiar los pastizales, lo que agravó la sed de los cristianos. Lentamente los caballeros fueron muertos o capturados, incluido el rey. 

Existen dos versiones acerca del final de la batalla: una dice que los caballeros se negaron a escapar, otra que Raimundo de Tolosa habría cargado y abierto una brecha en el cerco musulmán y se habría puesto a salvo con unos pocos jinetes que pudieron seguirle. Los infantes fueron esclavizados y los caballeros de las órdenes religiosas ejecutados, especialmente Templarios y Hospitalarios. El ejército cristiano de Jerusalem había dejado de existir y la ciudad caería el 20 de septiembre de 1187. 

Arsouf 1191 La organización de las tropas cruzadas por Ricardo Corazón de León en grupos de caballería e infantería, como dijimos más arriba, empleaba cerca de 20.000 hombres; contaba además con un servicio médico y de lavandería para evitar las epidemias. 

La columna marchaba hacia Jerusalem desde el norte con los equipajes sobre la costa, la caballería al centro y del lado de tierra la infantería. 

Los jinetes tenían estrictas órdenes de Ricardo de no atacar salvo que les fuera específicamente ordenado. En cabeza de la columna de marcha de caballería iban los Templarios, mientras que la cerraban los Hospitalarios. 

Los sarracenos hostigaron a la fuerza cristiana durante tres días sin conseguir ningún resultado positivo; Saladino planeó entonces lanzar un ataque general contra la retaguardia de la columna cerca de los bosques de Arsouf. 

El ataque sarraceno fue potente pero desorganizado, lo que aprovecho Ricardo para contraatacar. Caballeros e infantes se lanzaron sobre los infieles dejando 7.000 muertos, entre ellos 32 emires, al precio de 700 bajas propias. La táctica combinada de hombres a pie y a caballo dio a los cruzados el mayor triunfo en Tierra Santa. 

TÁCTICA MEDIEVAL 

La desaparición de los sistemas militares centralizados, donde la falange y la legión se presentan como los modelos más desarrollados, agotaron también la continuidad del desarrollo de la doctrina de armas combinadas. La imposibilidad de contar con recursos económicos y políticos para el sostenimiento del ejército impedía el mantenimiento de una infantería pesada eficaz, la que sabemos sin un entrenamiento permanente no tiene posibilidad de existir. La infantería pesada estará representada ahora mayormente por milicias mal armadas y entrenadas o tropas mercenarias de escaso valor militar; su empleo principal será el de la defensa de posiciones fijas. 

La caballería por su parte, impulsada por la necesidad de una alta movilidad estratégica tendrá un gran desarrollo en lo que hace a su versión pesada. Los europeos confiarán tal vez con exceso en la potencia de choque de los caballeros blindados y harán de ellos el centro de sus opciones tácticas, al punto que ocasionalmente se la empleará en combate a pie. Esto además se verá reforzado por la adopción de la aristocracia de esta forma de lucha y de vida. La infantería ligera va a sobrevivir, particularmente gracias al empleo de armas arrojadizas y a su gran utilidad en los sitios y en la defensa contra los ataques de caballería. La caballería ligera prácticamente no tendrá desarrollo en occidente aún cuando se registran casos de arqueros montados. 

Los ejércitos continúan empleando una táctica de concentración a través de formaciones lineales, y de la misma forma concentran también el fuego contra el enemigo. Salvo casos aislados no se observan empleos combinados de armas, y la maniobra se resume básicamente al choque frontal en desorden al estilo de la horda. Esto se debe a la preponderancia de la caballería pesada y a la ausencia de una infantería pesada capaz de resistirla. Tal vez las operaciones más notorias además del ataque frontal serán las emboscadas y los sitios. El fuego conserva cierto valor pero su empleo es también desordenado, no se le aplica con método y resulta absorbido por la vorágine del combate cercano. La dispersión es confusa y ocasional, no responde a procedimiento alguno. Las organizaciones militares y sus estructuras responden como en la antigüedad a razones administrativas y no de empleo táctico. 

Nos encontramos como al comienzo de los siglos con una guerra omnipresente que alcanza a todos los ciudadanos, al menos como víctimas y con una pobre versión de la táctica producto de la descentralización política y de la atomización del poder.

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