En la página FUEGO Y MANIOBRA encontrará la Introducción y capítulos referidos a la guerras en la Edad Media, de la obra del mismo nombre del Dr. Mg. Jorge A.Vigo

4 de diciembre de 2014

La frase de la semana.


“Señores, sóis mis hombres, mis compañeros y mis amigos: en esta jornada os pido muy especialmente que me llevéis tan adelante como podáis, para poder asestar un golpe con mi espada”.  Juan de Luxemburgo, rey de Bohemia.



Crécy-en-Ponthieu, 26 de agosto de 1346. Se enfrentan los ingleses de Eduardo III a los franceses y sus aliados, al mando de Felipe VI. Entre estos últimos se encuentra Juan de Luxemburgo, rey de Bohemia, quien pocos días antes cumplió sus cincuenta años. Es ciego. Su hijo, el futuro emperador del Sacro Imperio Romano Germánico Carlos IV, ya está en el combate. Entonces, Juan pide, con la frase transcripta, que lo lleven a la lucha. Cuenta Froissart, el gran cronista de la época, que rodearon a Juan “muchos buenos caballeros…quienes, para ocuparse de él y no perderlo en la confusión de la pelea, se enlazaron todos entre sí por el freno de sus cabalgaduras, poniendo al rey por delante para cumplir mejor con su deseo, y así se lanzaron sobre el enemigo… Juan fue tan adelante sobre el enemigo, que recibió un golpe de espada, o tres, o cuatro. Y quienes tan bravamente lo servían, también quedaron allí, siendo encontrados al siguiente día, yaciendo alrededor de su señor y de sus caballos, todos entremezclados”. Los restos del bravo rey de Bohemia yacen, luego de ser llevados y traídos a lo largo de los siglos en una casi novelesca historia, en la Catedral de Notre-Dame, en Luxemburgo. En Crécy, un monumento señala el lugar donde habría caído, y en una plaza de la pequeña ciudad se lo recuerda junto con quienes cayeron aquella tarde lluviosa de 1346.

©Rubén A. Barreiro texto y fotografía 2014

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